domingo, 5 de febrero de 2017




No se en qué momento empecé a pensar en repetir la GTP. Cuando acabé el año pasado casi juré que no lo volvería hacer, pero eso nos ha pasado a la mayoría de los deportistas. Quién no ha corrido un maratón y ha dicho que no lo volvía a correr?, quién no ha participado en una marcha ciclista y a mitad de recorrido se ha preguntado "qué cojones hago yo aquí?", quién no ha entrenado en unas condiciones inmisericordes pensando lo bien que estaría en el sillón de su casa o incluso en la cama?.

Con la GTP me pasó lo mismo. Al día siguiente de acabar ya no me acordaba de los malos momentos, de hecho estos se han disuelto en mi memoria y a duras penas recuerdo alguno. Sin embargo si recuerdo y muy bien los grandiosos paisajes, las imponentes montañas, los maravillosos senderos y caminos, los interminables puertos y las infinitas bajadas. Y muy dentro de mi, tengo el haber hecho algo especial (al menos para mi), la satisfacción personal que solo puedes encontrar en el deporte en estado puro. No se confunda nadie, no digo que no haya otras satisfacciones en la vida (lo mismo hasta más grandes), pero diferentes seguro.
El caso es que estoy en junio y sobre la mesa del salón tengo ya varios libros y algunos mapas y la aplicación de Google maps (gracias Google) echa humo de la tablet. La GTP de Laparra, la Transcantábrica de Juanjo Alonso, la Transiberia de Antonio Maillo, los grandes puertos del Pirineo de Pere Gómez, la Transalpina de Enrique Antequera etc...Todas tienen su encanto y todas me llaman la atención. Sin embargo cuando trasteo en los mapas mi vista siempre acaba en esa frontera orográfica que separa la Península Ibérica de Francia. Algo tiene que me atrae y no me deja escapar de su hechizo.
¿Cuál elegir?. Difícil elección. Hoy en día con el mundo en tus manos a través de internet puedes buscar información de los temas más peregrinos. La transcantábrica por lo visto tiene muchos tramos a pie, que aunque no me disgusta, tampoco es lo que busco. La transalpina tiene que ser de las más bonitas pero por lo visto en ciertas épocas del año puede ser casi como una procesión de ciclistas (exagerando un poco) y desde luego, eso si que no es lo que busco. Creo que ya lo tenía decidido por la Transiberia, pero una buena noticia ha producido un cambio de planes. Por lo visto, ahora vamos a ser dos en la ruta, mi hermano (consumado ciclista) se ha apuntado!!. Las garras familiares le han liberado momentáneamente y va a poder hacerse una escapada. Esto cambia los planes, y ya que el no conoce los Pirineos (la excusa perfecta para retornar) tomo la decisión por los dos y decido poner rumbo a Cadaqués de nuevo.

El haber realizado ya la GTP te da un punto de experiencia y aunque no soy ningún experto ni mucho menos, ya se, por lo menos a lo que nos vamos a enfrentar, lo que vamos a tardar y muy importante, lo que vamos a necesitar. Una vez leí de un aventurero que "necesitamos mucho menos de lo que nos creemos" y así es. El año pasado, dentro de mi escueto equipaje hubo algunas cosas que no llegué a utilizar, por lo que ahora reduciré algo más mi petate. 
Para empezar he cambiado mi querido transportín Thule (que tan buen resultado me dio) por una bolsa de sillín de la marca Apidura. El volumen es practicante el mismo, incluso algo más y al ser una bolsa compresible se puede ajustar a demanda. Además con ello aligero la bici en casi medio kilo, que a la hora de empujar la bici se agradece y mucho.
Solo llevo un GPS, el indestructible y fantástico Oregon de Garmin. Mi hermano llevará un Garmin 1000 que usaremos de back up, en caso de fallo del mío. Ambos están cargados con la base de datos topográficos de la Península Ibérica y con los tracks de la GTP.
En cuanto a las bicis, los dos llevamos 29", van tubelizadas, uno de los mejores inventos para la bici de montaña. El año pasado llevé unas cubiertas Specialized Fast Track (las reforzadas), me dieron un resultado espectacular, cero pinchazos y una cubierta muy polivalente. Este año delante llevo una Continental Race King que no me dió ni un solo problema y detrás he puesto una Vittoria Saguaro que me las aconsejaron en la tienda en la que suelo comprar. Que decir de esta cubierta...pues sin blasfemar y sin utilizar vocabulario soez no se me ocurre nada. Lo mismo en  el carril bici de Madrid o en Wonderworld van hasta bien, pero desde luego no está hecha para los agresivos caminos del Pirineo. De hecho, tanto mi hermano como yo comenzamos con esta cubierta en la rueda trasera y ninguna de las dos llegó a Hondarribia. Creo que pinchamos en todas las etapas mientras las llevamos puestas. Siempre pinchazos producidos por cortes en la cubierta. Nunca había utilizado el kit de reparación de tubeless de Mammoth y vaya si lo utilizamos!!, de hecho casi acabamos con el. Yo ya harto, cambié de cubierta en Castejón de Sos y mi hermano, reacio a cambiarla aguantó algo más y llegó hasta Escalona. Casualmente no volvimos a pinchar ninguno de los dos, ¿casualidad?, no lo creo.
Por otro lado tuvimos algún que otro contratiempo de tipo mecánico. El año pasado creo que tuve mucha suerte, ya que aparte de una cadena doblada, todo fue sobre ruedas (literalmente). Este año aparte de los pinchazos (creo que compramos 6 cámaras durante el viaje), hubo una cadena rota, una maneta de freno partida y pérdida de líquido en ambos de frenos. Estás dos últimas no son moco de pavo, intentad bajar un puerto de pura piedra y grava suelta con un solo freno o sin líquido de frenos....miedo!!.



Pues nada, como oí en una ocasión, "ninguna espera es larga cuando termina" y mi espera terminó el día 30 de agosto. Salimos temprano rumbo a Figueras, un viaje tan largo se hace mucho más llevadero en compañía. Al llegar nos comimos el primer "pantumaca" del viaje, montamos todos los cachiperres en las bicis y arrancamos hacia el Cabo de Creus. En cuanto comienza la subida al alto de la Perafita y me pongo de pie en la bici, noto como la bolsa se mueve de lado a lado en un vaivén insoportable. Empiezo a dudar que haya sido una buena idea abandonar mi transportín. Pero por suerte he traído mi querida cincha (lo que haría McGyver con una cincha!!) y dando algunas vueltas a la bolsa, finalmente queda bastante apañada la cosa. 
En la subida, mi hermano, que está más fuerte que yo en la bici, se pone delante y como cabía esperar, aserrando. Ya voy pensando en lo duro que se me va hacer este año persiguiéndole todos los días. Nos quedan 12 días y ya voy sufriendo.... Desde Cadaqués hasta el Cabo, en cada repecho hay un apretón y a la vuelta, tras las fotos de rigor, más de lo mismo. Llegamos al hotel con casi 26 de media (en bici de montaña de casi 20kg y por terreno nada favorable, no está nada mal). Como vayamos así todos los días no acabamos ni de broma.

No se porqué, yo tengo 30 días de vacaciones y Jose también tiene días de sobra, será que queremos batir algún récord, aunque no se cuál. El caso es que queremos hacer la travesía en dos días menos (como si fuera poco lo que nos espera). De los 14 del año anterior, queremos dejarla en 12. Es realmente difícil alargar las etapas, ya que en muchas ocasiones alargar supone subir un puertaco con su correspondiente bajadaca, en otras, si se alarga no hay ninguna población cercana (ni cercana ni lejana) y si la hay no tiene ningún servicio (ni donde dormir, ni donde comer, ni un triste supermercado) y todo esto sin olvidar que hacer 30km más por estos lares supone una media de 2h o más, con lo que hay que pensarlo muy mucho antes de lanzarse a la aventura. Finalmente me decido (muy a mi pesar) en quitar la etapa Bagergue-Vielha, es una etapa muy bonita, por lo menos hasta Bosot, pero en realidad es una etapa casi circular en la que no se avanza. Por lo que el día anterior al llegar por el sendero de Bagergue tiraremos por carretera a Vielha, son unos 15km y todo favorable.
Las otras etapas que alargaremos van a ser hacia el final de la travesía. Son etapas menos duras (visión muy optimista) que las del Pirineo central y además hay muchas poblaciones donde poder reposar nuestras maltrechas piernas.

~ Etapa 1: Cadaqués - Albanya

Comenzamos nuestra pequeña aventura con muchas ganas e ilusión, más adelante aparecerán momentos de crisis y desánimo, pero de momento hemos pasado la noche en un hotel mucho mejor que el del año pasado y hemos podido descansar, que no dormir (creo q los nervios no me dejan conciliar el sueño). Arrancamos después de un buen desayuno, cuando el turismo playero aún no ha hecho acto de presencia. Hace un día espectacular, amenaza calor a media mañana así que hay que ir pensando en donde habituallarnos de agua. Nuestra intención es alargar hoy hasta Albanya, para suavizar un poco la etapa del día siguiente, van a ser 100km, pero desde Maçanet es bastante llevadero. Casi siempre marco yo el ritmo para que Jose no me saque los ojos nada más empezar, en la subida al Coll de La Vajol, ya llegando casi a Maçanet pasa Jose delante (no se ni porqué le dejo) y se mete toda la subida de pie, aserrando. Estoy seguro que quiere acabar conmigo. Una vez arriba me dice que bajemos el ritmo, jajaja, como si hubiese sido yo el que ha subido como si nos persiguiese Cujo.

En Albanya nos alojamos en el camping Bassegoda. No le falta de nada, sin embargo a nuestro bungalow lo que le falta es espacio. Esto parece el camarote de los Hermanos Marx. Tenemos el dilema de quien va a dormir dentro, las bicis o nosotros?. Con los cuatro dentro entrar al baño es una gincana. 
Tras una merecida siesta y un baño en el río, cenamos algo y nos vamos a la cama. Hoy han sido 103km, 6 horas justas y 2.200m de desnivel. De 0 a 10 de dureza, la calificaría con un 7.
Los dos hemos llegado muy contentos de haber hecho juntos nuestra primera etapa de la GTP. A Jose le veo muy animado, los paisajes que vamos viendo no dejan indiferentes a nadie.

~ Etapa 2: Albanyá - Campodrón

Desayunamos en nuestra pequeña mansión y salimos con la fresca. Al poco de salir comenzamos la subida al Coll de Riu, es casi todo hormigón y a pesar de tener tramos bastante empinados se sube bien. La parte final pasa a ser pista de tierra, la recordaba más dura, el camino lo han arreglado y ya no hay tanta raíz ni tanta piedra. Subimos a buen ritmo y conseguimos llegar arriba juntos. 

  Una de las subidas que más me marcó el año pasado, fue el collado de la Pera, desde Oix. No es la más dura ni mucho menos, pero seguro que está en el top ten y desde luego si es de las más técnicas. Seguramente me marcase porque es la primera subida realmente difícil que te encuentras en la GTP, y en mi caso no esperaba encontrar nada parecido.

Este año no llevo mi querida Cube, la vendí con todo el dolor de mi corazón (de verdad que me costó desprenderme de ella, la había cogido mucho cariño). La he cambiado por una Cannondale, que a pesar que me costó casi el doble, no hay que dar la mitad de pedales. Siguiendo la tendencia actual, solo llevo un plato. De fábrica lleva un 32. En una ultra maratón que hice con mi amigo Agustín (también nos acompañó Jose durante la mitad de aquella prueba), me resultó excesivo, y en las subidas empinadas me quedaba bastante atrancado. Me di cuenta que si quería hacer la GTP con esa bici, o le cambiaba el plato o le ponía dos. La segunda opción era mucho más cara, así que la cosa era fácil. Sin embargo con las bicis caras son todo problemas y encontrar el plato que le valiese a su señoría Cannondale me llevó su tiempo. Finalmente le puse un 28. Un plato que puesto queda bastante ridículo de lo pequeño que es, pero me fue de miedo.
  Bueno, todo este rollo viene al caso porque una de las subidas que estaba seguro que no podría subir con el 32 era el collado de la Pera desde Oix. Poner el 28 fue todo un acierto y a pesar que tuve que bajarme en tramos puntuales, tanto Jose con su 30/46, como yo con mi 28/42, hicimos casi toda la subida sobre la bici.
  Llegamos a Campodrón a la hora de comer, y tras una ducha rápida con el ritual de lavado de ropa incluido, nos tomamos un plato de pasta y una cerveza con limón tamaño XXL que nos sienta de maravilla. Por la tarde tenemos que llevar la bici de Jose al taller, la Saguaro empieza a hacer de las suyas y tiene que tubelizarla de nuevo.
  Gracias a que alargamos la etapa de ayer, hoy ha salido un poco más corta, las etapas 3 y 4 son muy duras y no quería hacer 3 etapas tan duras seguidas. Al final han salido 72km en algo más de 5h y otros 2.200m de desnivel. Nivel de dureza...yo diría que otro 7.

~ Etapa 3: Campodrón - Puigcerdá

  Madrugamos en Campodrón y desayunamos en la habitación (me ha salido una rima y todo). Al salir hace fresco pero seguro que en breve entraremos en calor. Voy sin manguitos y los echo mucho de menos, "en breve" se me está haciendo muy largo y llevo los brazos "helaos". A la pregunta de "¿tienes frío?", por supuesto siempre hay que responder..."qué va!!".
  Desde mi punto de vista la de hoy y mañana son de las etapas más duras. Tanto por la distancia total, el desnivel y el terreno por el que discurren. La verdad es que hoy no nos podemos quejar en cuanto a estado del firme. El primer puerto de hoy (Coll de la Gralla), es por una pista muy pisada y se avanza a buen ritmo, subida larga pero llevadera. La bajada también es por pista buena, hasta llegar al desvío donde se coge el sendero que nos lleva a Serrat, desde ahí bajamos por pista de hormigón hasta la carretera de Ribes de Freser, la cogemos durante un pequeño trecho, pero enseguida nos desviamos para coger la pista de que sube al Bosque de Batet. Esta subida engaña, la primera parte (por hormigón de nuevo) es muy empinada, la segunda parte, ya por tierra, es bastante más tendida pero como llegues un poco pasado se puede hacer muy dura. Jose me deja atrás al poco de empezar y decido subir a mi ritmo en lugar de intentar seguirle. Me está esperando el final de la pista y desde ahí volvemos a subir juntos. Al llegar a Planoles compramos algo que llevarnos a la boca, hacemos una paradita y sin mucha dilación comenzamos la subida que nos llevará hasta Dorriá. El 90% es por sendero, precioso. El año pasado acabé de este sendero hasta el gorro, pero a parte que la climatología, que sigue siendo fantástica, este año ayuda a disfrutar mucho más, también ha cambiado mi modo de afrontar las etapas y las subidas. No me pongo un tiempo ni una velocidad, solo intento disfrutar todo lo posible. Además este año no me he perdido ni una sola vez, lo cual es de agradecer.

Después de coronar en la Cruz de Maians y sobrevivir a la larguísima bajada, al fin llegamos a Puigcerdá, nos queda subir hasta el centro por sus empinadas calles. Esta etapa han sido casi 6h y 2800m de desnivel. De dureza vamos subiendo, creo q un 8. 
No hemos llegado a comer y nos conformamos con un bocata del Pans&company, algo triste comer esto después de la paliza de hoy, por lo que para alegrarlo un poco me compro una palmera.
Después de la obligada siesta damos un paseo por Puigcerdá. Mañana se va a celebrar el ultra trail de Cerdanya, el cuál tiene salida y meta aquí. En la etapa de mañana compartiremos ruta en muchas ocasiones. 
Cenamos algo y nos vamos pronto a nuestra Fonda Cerdanya. Sitio muy familiar y acogedor, lo recomiendo.

~ Etapa 4: Puigcerdá - Sant Julia de Loira

Nos levantamos bastante pronto, hoy nos espera una de las etapas más duras de la GTP (desde mi punto de vista). Desde Puigcerdá hasta Sant Juliá de Loira. Solo esta etapa podría ser una de esos maratones de bici de montaña tan de moda últimamente. Son 101km con 2900m de desnivel y yo le pondría un 8,5 de dureza. 
Al poco de salir ya comienza la subida, al principio por camino pedregoso que acaba siendo un sendero más pedregoso aún. Nos cruzamos en numerosas ocasiones con señales indicativas del recorrido de la carrera, estos también se van a meter una buena paliza hoy.
En la cumbre (Coll de Fontanera) de esta larga subida hay uno de los habituallamientos  de la carrera. Miro con ojos golosones esas ricas viandas que tan bien nos sentarían, sin embargo no hacemos ningún alto y seguimos nuestra marcha.



En la bajada noto algo extraño en la cadena, me va pegando pequeños saltos al pedalear. Supongo que se habrá doblado un poco. Sin embargo después de parar a revisarla, Jose se da cuenta que a uno de los eslabones le falta un trozo. Otra nueva avería en nuestra accidentada ruta de pinchazos. 
Por suerte llevo un tronchacadenas, pero no recuerdo cuando fue la última vez que lo utilicé. Al sacarlo de su funda lo miro como el que mira la junta de la trócola por primera vez en su vida. 
Estamos en medio de un sendero y de repente aparecen unos corredores del maratón. Es un grupo de tres y entre ellos va una chica que no fue agraciada con el don de la amabilidad ni el de la educación, y nos suelta una imprecación en catalán totalmente innecesaria porque por lo visto le molestamos en su marcha. Ya estoy de bastante mal humor como para aguantar impertinencias. Respiro hondo y me trago todo lo que pienso para no enturbiar este maravilloso paraje natural.
Tras el pequeño incidente con la simpática corredora, Jose (mucho más ducho que yo en estos menesteres) resuelve la avería no sin alguna complicación adicional.
Reanudamos la marcha tras casi treinta minutos. La bajada es por un sendero técnico con muchos escalones y bloques de piedra. Al llegar abajo Jose no está a la zaga, al cabo de un rato me empiezo a preocupar porque está tardando en llegar. Cuando estaba a punto de subir a buscarle oigo los frenos chirriar y respiro con alivio. Viene sangrando por una rodilla, por lo visto al esquivar a uno de los corredores se ha ido al suelo. Irse al suelo en un terreno tan pedregoso es dolor al cuadrado. Pero por suerte, a parte de magulladuras y algún pequeño corte no ha sido nada grave (también ayuda que Jose, como dicen en Asturias, es un "paisano", me gustaría ver al Messi o cualquier crack de estos caerse por aquí....sin comentarios).
A escasos cien metros nos encontramos otro habituallamiento. En este paramos, sobre todo para ver si pueden hacer algo con las heridas de Jose. Ya de paso nos rellenan los botes lo cual nos viene de maravilla (desde aquí, muchas gracias), yo ya estaba en las últimas de líquido y ahora tenemos que afrontar otra larga subida. 
Tras la subida y su correspondiente bajada sin mayores incidentes, viene la última subida del día. Más o menos a un kilómetro de empezar a subir, Jose sufre otro nuevo pinchazo, vaya día!!. Lo arreglamos de aquella manera y nada más repararlo parece que a Jose le han puesto un motor a la bici y sale disparado para arriba, no le vuelvo a ver hasta la cima.
Al cambiar de valle nos encontramos con un cielo encapotado amenazante de lluvia, más bien tormenta. Me temo q hoy nos vamos a mojar.
Comenzamos la larguísima bajada, voy detrás de Jose para no separarnos demasiado. El año pasado disfruté muchísimo de este descenso. Sin embargo, este año las averías me han comido un poco la moral y estoy deseando acabar la etapa.
Al fin llegamos a la carretera que une La Seo con Andorra. Desde aquí hasta el hotel todo subida y con viento en cara, pero se hace más llevadero de lo que había pensado. Está chispeando y a los cinco minutos de llegar al hotel cae un tormentón del copón. Nos hemos librado por la campana (como viene siendo habitual).
Dormir en Sant Juliá ha sido una buena elección. Me voy a perder la butifarra de Casa Pauet, pero necesitamos realizar unas reparaciones en las bicis que en Sant Joan Fumat no podríamos haber hecho.
Después de descansar y cuando ha amainado la tormenta, llevamos las bicis a Jorma Bikes. Yo tengo que cambiar la cadena y ajustar el cambio. Jose tiene que tubelizar su rueda trasera por segunda vez (las maravillosas Saguaro) y algo más que no recuerdo. También reponemos nuestras reservas de barritas y geles.
Ha sido un día duro tanto física como mentalmente, casi siete horas sin contar las paradas y 101km. La pondría un 8,5. Las averías nos están desgastando el buen rollo y noto un aura de desanimo en la habitación. Espero que mañana los ánimos hayan mejorado.

~ Etapa 5: Sant Juliá de Loira - Llavorsí

Por suerte no ha llovido por la noche y cuando salimos la carretera está prácticamente seca. Bajamos lo subido ayer y tomamos el desvío de Sant Joan Fumat. Desde aqui, ya todo para arriba. Hoy tenemos una etapa más corta, ya iba siendo hora. Nuestro destino es Llavorsí, a orillas del río Noguera. Hoy también luce el sol, que diferencia con los días encapotados con los que tuve que lidiar el año anterior. El sol (siempre que no sea abrasador) ayuda a levantar ánimos y con más ánimos siempre se pedalea mejor.
A pesar que la subida es dura, avanzamos a buen ritmo. Los 60km de la etapa de hoy ayudan a afrontarla positivamente, sabedores de que llegaremos si no hay contratiempos a buena hora para comer y descansar.

Como el año pasado la subida final al Cap de Urdossa es espectacular, a pesar de tener que subir su última parte a pie, las vistas son magníficas y sabiendo que nos espera una bajada de casi 15km, una sonrisilla se nos dibuja en la cara. En la bajada vamos muy reservones. Los múltiples pinchazos que hemos sufrido, gracias a las Saguaro nos han hecho perder la confianza, haciendo que las bajadas sean mucho más lentas de lo que podrían ser. Después de un rato disfrutando de la gravedad, mi rueda trasera vuelve a pinchar (estoy por poner una reclamación de daños y perjuicios a Vittoria) acelero un poco para que el líquido sellador haga su efecto y por esta vez tengo suerte.
Ya hemos llegado al río, me sorprende la poca agua que lleva. Durante toda la travesía he ido comprobando que todo en general está mucho más seco que el año pasado, incluso algunas fuentes sin agua.
En llavorsí luce un sol de justicia y en la terraza del hotel hay unos guiris tomando cervezas como si no hubiese un mañana.
Nosotros a lo nuestro, ducha, lavado de ropa y posterior comida. La siesta tampoco nos la saltamos.
Por la tarde pequeño chapuzón en el río, que ayuda a nuestras maltrechas piernas. El paseo por el pueblo no nos lleva más de 10'. Tampoco hay muchas ganas de pegarnos la caminata.
La etapa de hoy han sido 63 kilómetros y 2.000 m se desnivel, un 7 creo que está bien.

~ Etapa 6: Llavorsí - Vielha

Hoy comenzamos nuestra andadura con un puerto de algo más de 20km hasta alcanzar los 2.232m en el Coll de la Creu de Eixol  y otro que nos llevará desde Isil hasta la estación de ski de Baqueira.  
Otro madrugón a la lista. Salimos y para arriba. La carretera está descarnada, pero es de los puertos más bonitos que he subido. Eso si, largo como un día sin pan. Son casi (o sin el casi) 3 horas subiendo. La primera hora más o menos por la carretera descarnada y a partir de Baiasca ya por pista hasta los 2.232m, otras dos horas subiendo. Paramos solo una vez a rellenar los botes y sin dilación seguimos nuestra tarea. Arriba la vista es espectacular, el año pasado había una niebla que no veía ni 20 metros. Hoy el día es cristalino, estamos tan embelesados que no nos apetece comenzar la bajada, pero al final nos decidimos y arrancamos. En Espot hacemos una escala técnica para recuperar fuerzas. 


Después de un tramo por carretera de montaña sin tráfico llegamos a Son, aquí cogemos un espectacular sendero que nos lleva hasta el comienzo del puerto de la Bonaigua. Abandonamos la carretera principal y nos desviamos hacia Isil para coger la pista de Montgarri. Jose me comenta que no se encuentra muy bien, creo que es la primera vez en mi vida que le oigo decir algo parecido (un poco aparajado a lo que se suma un dolor en la rodilla). Por suerte este puerto a pesar de ser larguísimo es muy tendido lo que le permite recuperarse un poco tras una ingesta desmedida de geles y barritas. Sin embargo en Montgarri paramos de nuevo, Jose tiene mala cara y la rodilla le molesta bastante. Aún nos queda la parte más dura de la subida y con la rodilla maltrecha no le queda otra que sufrir hasta llegar a Pla de Beret, una vez ahí se habrán acabado las penurias de hoy, lo que creo que le anima algo. Desde el Plá enlazamos con el precioso sendero que nos lleva hasta  Baguerge y luego ya carretera y manta hasta Vielha, por suerte casi todo cuesta abajo.
Al fin el Vielha!!, 107km y 2800m de nuevo. Esto se merece un 8,5. El final de etapa ha sido duro para mi hermano, ahora toca recuperar. Dos buenos platos de pasta y una buena palmera de chocolate ayudan a ello.

~ Etapa 7: Vielha - Castejón de Sos

Para empezar el día nos toca subir la pista que lleva a la boca del túnel de Vielha. Algo menos de una hora para ir calentando motores. A Jose le sigue molestando la rodilla, ha desayunado una amalgama de analgésicos que a lo largo del día van a resultar un cóctel explosivo por sus intestinos.


Cruzamos el siempre desagradable tramo del túnel para bajar hasta Aneto. Desde aquí comienza otro puerto con una primera parte de asfalto que no aparece ni en los mapas de carreteras. A los pocos kilometros de la subida la Saguaro de mi hermano quiere ser de nuevo protagonista y nos hace parar para atender a sus demandas. Soy muy radical con estas cosas, juro que no compraré nada de la marca Vittoria mientras tenga uso de razón. Tras la reparación, reanudamos la marcha y al poco cogemos la pista que nos llevará hasta el Collado de Salinas (2.272m), subida dura donde las haya, larga donde las haya y con tramos empinados donde los haya (como me alegro de llevar mi plato de 28 dientes, pero incluso así, hay algún tramo hacia el final que hay que hacerlo a pie). Hace un día espectacular, arriba espero a mi hermano que no pasa por sus mejores momentos. Tiene muy mala cara y el cóctel de medicamentos, geles, barritas y polvos isotónicos no es lo mejor para asentar el estómago precisamente. 

Cuando llegamos abajo compruebo con preocupación que me queda algo menos de la mitad de un bote. Por suerte nos encontramos con una pareja de pastores que nos llevan a una fuente escondida de la que sale un agua que más quisiesen los de Evian. Creo que les debemos haber acabado esta etapa con éxito y seguramente mi hermano les deba algo más.
Antes de comenzar las subida al Collado de Basibé (también 2.272m, curioso) Jose y yo tenemos una diatriba. El se encuentra muy mal, le digo que siga por la pista hasta llegar a la carretera y de ahí hasta Castejón de Sos. Yo quiero seguir el trazado planificado, gran error mío. Nunca tenía que haber ni siquiera contemplado la posibilidad de separarnos y menos cuando el se encuentra tan mal y sin fuerzas. Sin embargo somos los dos muy cabezones, quizá un poco orgullosos (yo al menos) y para mi no completar una etapa lo consideraba como una pequeña (o gran derrota). A mi hermano seguro que le pasaría algo parecido por la cabeza. Así que finalmente decidimos seguir para arriba, a sabiendas que la parte final del puerto (por llamarlo de alguna manera) es a pie, nada menos que casi 1h de ascensión no ciclable y gran parte de esta con la bici a hombros. Quien dijo miedo....al fin llego arriba, cuando llega mi hermano tiene incluso mejor cara de la que tenía abajo. Seguro que el sufrimiento es una medicina que lo cura todo, también la felicidad de haber llegado hasta aquí y descubrir este paisaje te hace olvidar todos los males anteriores. 
En la bajada a la estación de esquí de Cerler me toca pinchar a mi. ###¡!¥¥¥***~~%%%¶¶¶. Todo eso y más opino de estás cubiertas.


Llegamos a Castejón bastante cansados, hace un calor del demonio y los ánimos bastante deteriorados. Han sido solamente 79km, pero con 2.500 metros de desnivel y por terreno de alta montaña. Esta se merece un 9. A pesar de todo creo que esta es mi etapa favorita.
Al lado del hotel hay una tienda de montaña y en cuanto abren voy a ver si tienen cubiertas de bici. Ya no aguanto más a las Saguaro. Por suerte les queda una, la compro sin dudarlo. Es de marca decente, una Michelín que a buen seguro me dará mejor resultado que esta, de hecho no pinché ni una sola vez en lo que quedaba de travesía. Tras montarla, tiro la Saguaro al contenedor amarillo y rezo para que la reciclen en una escobilla de limpiar el inodoro.

~ Etapa 8: Castejón de Sos - Escalona

Otro día que nos despertamos antes de salir el sol. Salimos de Castejón por un sendero que va bordeando el río hasta comenzar la subida al puerto de Sahún. La primera parte es muy dura, mucha piedra suelta y tramos empinados sin apenas descansos. Increíblemente mi hermano vuelve a pinchar. Hace tiempo que no llevamos la rueda tubelizada, llevamos cámara antipinchazos, por lo que ya no tengo palabras para esta cubierta, se me han acabado los adjetivos, los sustantivos, los adverbios y yo diría que hasta los pronombres. En fin, espero que mi hermano acceda a cambiarla cuando lleguemos a final de etapa.
Una vez pasada la parte inicial de la subida, esta se humaniza bastante y se puede subir disfrutando del paisaje en lugar de ir mirando los tacos de la rueda delantera. Magnífico paisaje de nuevo en lo alto del puerto.

Pasado Plan y antes de cruzar los túneles de la Inclusa podemos disfrutar de un increíble espectáculo. En uno de los riscos han dejado algún animal muerto y se han congregado cientos, si no miles de buitres, es increíble. Parece una nube de estorninos creciditos. Intentamos recrear el momento con nuestros móviles, pero en ninguna de las fotos se llega a captar la realidad de la situación.
Después de los túneles nos espera otro puerto, después un sobrecogedor sendero y luego otro puerto, desde ahí bajada hasta Escalona. En la bajada se pasa por un camino de cantos redondos que más parece el cauce seco de un torrente de montaña que un camino en si. En esta bajada parece que se desmonta la bici y de hecho al salir la rueda va dando un poco de bandazos. Me temo lo peor y ya estoy pensando en como vamos a solucionar esta nueva avería.
Llegamos a Escalona, reviso la rueda pero no hay ningún radio roto y la llanta tampoco parece estar descentrada, sin embargo está claro que algo no va bien, voy pegando botes al pedalear, todas estas averías están acabando con mi paciencia y para colmo al llegar al hotel nos damos cuenta que la bici de mi hermano ha vuelto a pinchar en la bajada de los cantos. ¿Donde está la cámara oculta? 
 Tras un reposo y intentar recobrar los ánimos decidimos ir a Ainsa en taxi, para comprar una nueva cubierta para Jose. Por suerte hay una tienda Inter Sport donde amablemente nos ayudan a cambiarla. Desde ese día, casualmente ninguno de los dos volvimos a pinchar.
Nos damos un paseo por el casco antiguo y la rueda a cuestas. Las escaleras de subida a la ciudadela nos parecen el Anglirú, pero a pesar de todo hacemos cumbre!!.

~ Etapa 9: Escalona - Fiscal

Salimos de Escalona hacia el cañón de Añisclo, subida por carretera muy tendida, los kilómetros iniciales van pasando sin enterarnos, deleitándonos con los sobrecogedores cortados que nos rodean. Pronto se acaba lo bueno y nos sigue un tramo bastante más duro que finaliza en la pista  que nos lleva hasta los miradores de Ordesa por la Sierra de las Cutas. En total son unas 3 horas de subida, bastante larga, pero una vez arriba las vistas sobrecogen y compensan las horas de sufrimiento. Sin embargo no todo es perfecto este día y una niebla que nos ha acompañado en parte de la subida, hace su aparición de nuevo, se mete por el valle, nos oculta rápidamente todo el paisaje del que estábamos disfrutando y nos deja con ganas de hacer unas cuantas fotos más.


 Unos pastores que había por la zona se apresuran a reunir al rebaño ovejuno, para que no se despeñen por el acantilado en un frenesí suicida, como si de lemmings se tratara.
Después de una larga bajada por pista con tramos bastante empinados (cogí una velocidad máxima de 71 km/h!!, en bici de montaña creo que ha sido mi récord), enlazamos con el sendero de Broto. Este tiene de todo, piedras, raíces, cortados, zonas fáciles, difíciles, complicadas y zonas "vayalechequemevoyameter". Estás últimas creo que son las que más abundan, sin embargo, finalmente salimos ilesos y contentos del entuerto. 
Desde Broto a Fiscal vamos por carretera, unos 15 km casi todo en suave descenso pero con bastante viento en cara. En total han sido 63 km y 1.900 m de desnivel. Esta se queda con un 6,5.


 Hoy dormimos en el camping Javalí Blanco. Sitio muy recomendable y económico. Aquí conocemos a una pareja de Colombianos que han venido a subir los puertos "Hors Categorie" de los Pirineos. Buenas vacaciones también se han pegado.
La rueda trasera de mi bici sigue yendo mal. Tras una consulta telefónica con mi amigo Alfonso (mecánico experimentado de bicicletas) me dice que seguramente la cubierta esté mal montada y no haya acabado de encajar bien en la llanta. Efectivamente, tras desmontarla y volverla a montar parece que ya rueda bastante fina. Lo que hace el saber....

~ Etapa 10: Fiscal - Aragües del Puerto

La etapa de hoy es de las que hemos alargado para poder hacer la GTP en 12 días. Salimos desde Fiscal y tenemos intención de llegar hasta Aragües del Puerto. La parte final, desde Castiello de Jaca hasta Aragües la vamos a hacer por carretera, esto lo decidí yo solito, pensando que así acortaríamos en tiempo. No se si acortamos o no, pero en menuda encerrona nos metimos...lo que hace el no saber....



Desde Fiscal salimos subiendo, a la hora seguimos subiendo, a las dos horas seguimos subiendo, a las tres parece que hemos dejado de hacerlo, pero no, aun quedaba alguna cuesta más, como siempre lo más duro para el final. Y cuando estamos arriba, pensamos...ahora vendrá una bajada del carajo...pues no, hay bajada, pero lenta, incluso hay que dar pedales!!!. Por lo menos hay tramos de sendero muy entretenidos y no demasiado complicados. El descenso acaba en el pueblo de medieval de Larrede, desde ahí cruzamos el río Gállego y subimos a Senegués. Estamos subiendo por una de sus despobladas calles cuando veo que una cosa con dos ruedas y que no levanta ni medio metro del suelo me pasa a toda mecha por mi izquierda. Pero qué!!!, aprieto un poco para que no nos saque más de lo justo, a los pocos metros se desvía y desaparece de nuestra vista igual de rápido que apareció. Qué capullo el niño, seguro que todavía se está cachondeando.
Dejamos atrás la carretera de Sabiñañigo y también dejamos el pueblo de Larrés. Si acabásemos en Castiello de Jaca, esta sería la última subida del día, pero aún nos quedaba tela para rato. La ascensión al Collado de Garcipollera es mucho más larga de lo que recordaba, pero aún así la subo bien. Parece mentira, pero cada día me encuentro mejor, por supuesto que estoy cansado, incluso muy cansado cabría decir. Arrancar por las mañanas me cuesta muchísimo, pero una vez que caliento motores y la maquinaria se pone en marcha, la verdad es que voy bien, bastante mejor que los primeros días.
Mi hermano por el contrario, desde la etapa de Aneto ha decaido un poco. Tanto anímicamente como físicamente (en realidad es todo uno). Los primeros días era yo el que no le podía seguir el ritmo, ahora es al revés. Creo que es su cabeza la que, por un lado le hace seguir sin tirar la toalla, pero otra parte no le deja ir al ritmo de los primeros días. 
Esta subida además no ayuda para nada a recuperar, una pendiente constante de un 10 durante unos 9 km y piedra suelta se hace duro. Y como siempre la parte final es la guinda. Esta guinda es un tramo de unos 100m que hay que hacer a pie. No hay ninguna dificultad técnica que impida subir este hectómetro. Simplemente es un rampón del copón, no se que pendiente tendrá, pero más del 30 seguro.
Tras una larga bajada hasta Castiello y un pequeño descanso aquí nos metemos de lleno en la trampa que yo mismo nos he creado. En principio son solo  km, lo justo para alargar un poco la etapa y además por carretera. Una vez arriba del Collado de Borau, en lugar de coger la pista, vamos a seguir por asfalto hasta Jasa. Una corta bajada nos lleva a Aisa, aquí la primera sorpresa, comienza otra collada, mi hermano ya va bastante jodido, y yo intento poner buena cara. Llegamos arriba y otra vez para abajo, esto empieza a tener muy mala pinta. Bajando se ve por donde sube la carretera nuevamente. Y efectivamente, no era una ilusión, la carretera vuelve a subir...pufff. De nuevo arriba, otro descenso, otro puente...noooooo. Otra collada, esta más larga aún. Arriba espero a Jose, por animarle le pregunto qué tal va y mi siempre sonriente y alegre hermano me lanza una mirada que no necesita ni una sola palabra, pero finalmente suelta un políticamente correcto: "tú qué crees?". Al final el "atajo", ha supuesto tres puertos de unos 4 km cada uno, muy bonitos y sin tráfico, eso si.

Para rematar el día, llegando a Jasa, empieza a descargar una tormenta, por suerte nos ha pillado al lado de un bar donde nos cobijamos hasta que escampa. De paso nos compramos unos bocatas de los que comen en Bilbao, que van a ser nuestra comida de hoy. Cuando sale el sol nos atrevemos a salir para completar los escasos 3 km de sendero que nos quedaban hasta Aragües. Los bocadillos los llevo en una bolsa de plástico colgando del manillar, estilo Verano Azul, desde luego que no es lo ideal para ir por un sendero con un tramo final en bajada y con bastante piedra. Efectivamente, a pocos metros de acabar el sendero los dichosos bocatas se me enredan con la rueda, el manillar y no se qué más y acabo desparramado encima de unas piedras. Buen video para "videos de primera", en otras circunstancias hasta hubiese sido gracioso, pero con la paliza que llevamos encima (casi 7h) y la mala leche que me entra cuando estoy cansado....creo que hablé en arameo. Encima, al caer encima de una raíz, me he hecho daño en la pierna. 
Entrando en el pueblo (muy bonito por cierto), también nos cuesta encontrar la casa rural donde vamos a dormir, unas cuantas vueltas por sus estrechas y empedradas calles para finalizar el día. Tras la ducha de rigor y comernos los maltrechos bocatas nos vamos al único bar del pueblo a tomarnos una merecida cerveza y ponerme algo de hielo en la pierna a ver si baja el bulto que me ha salido con el golpe. 
En el alojamiento coincidimos con una pareja de montañeros de Irún con los que hacemos buena amistad y acabamos compartiendo unas ricas viandas como cena (sobre todo su jamón y lomo ibérico ya que nuestra monacal pasta cocida no se si entra dentro de dicha denominación tan optimista).

~ Etapa 11: Aragües del Puerto - Burguete

Hoy nos espera la etapa más larga de toda la travesía, 120km, pero hasta más allá de Isaba es todo por carretera. En Puerto de los Navarros, justo en la entrada a Navarra, nos salimos de la carretera para coger un sendero que recordaba muy bonito del año anterior. En el tramo de pista que precede al sendero, me pongo a trastear con el GPS sin cerciorarme que hay un bache considerable delante de mí. Al meterse la rueda en el agujero, pierdo el equilibrio y la mano derecha, que estaba con el GPS, se me va por encima del manillar para acabar chocando con la maneta de freno, esta no aguanta el ímpetu de mi mano y se parte. En ese momento (a parte de volver a mostrar mi cabreo ante el apacible bosque de coníferas que nos contempla), solo pienso una cosa: se ha acabado mi travesía. Lo que más me dolía en ese momento era tener que abandonar (encima por un problema mecánico), no poder llegar a Irún me dolía en el alma. Por dentro estaba llorando de rabia.


De momento tenemos que llegar a algún sitio, ahí no hacíamos nada. Retomamos la carretera, no quiero bajar por el sendero sin freno trasero. De camino a Isaba voy pensando en lo que nos queda de etapa. La verdad que no hay ningún tramo complicado ni ninguna bajada extrema (si esto nos hubiese pasado hace un par de días o tres si que se habría acabado la ruta), así que ya con la cabeza fría decidimos seguir por lo menos hasta Burguete, que es donde acaba la etapa de hoy.
Atravesamos el Bosque de Irati con un día espectacular. En las bajadas el freno delantero, sobrecalentado, chirría escandalosamente rompiendo la paz de los centenarios abetos, dejando de paso un pestuzo a ferodo. Empiezo a dudar si aguantará hasta el destino, me parece que he sido muy optimista. En una parada en mitad del bosque, Jose me comenta que sus frenos tampoco van muy allá. Desde hace días, cuando se calientan sus frenos, parece que van perdiendo algo de hidráulico. Seguro que está en las últimas de líquido y cada vez que frena la maneta va hasta el manillar.
Hasta la fábrica de armas de Orbaizeta aún quedan algunas bajadas empinadas pero fáciles, pero mi freno delantero va cada vez peor. Hace un ruido horrible, asustando a todo bicho viviente a nuestro paso. Llega un momento, que cada vez que lo toco las pinzas se quedan pegadas y tengo que saltar o golpear la rueda para soltarlas.

A lo largo del camino, desde que partí la maneta, he ido pensando sobre si continuar o no. Pensando lo que nos queda, recuerdo que hay una bajada bastante complicada, el resto es asequible. Así que he decidido tirar hasta Irún (quien dijo miedo), si lo veo complicado o peligroso siempre se puede ir andando, además por esta zona siempre hay alguna población cercana, no es como el Alto Pirineo, zona bastante más inhóspita. Y en caso de imposibilidad de seguir siempre podemos buscar un medio alternativo para llegar a destino.
Una vez en Burguete el problema es conseguir unas pastillas para el freno delantero. En esta etapa me las he pulido y sin cambiarlas, si que será imposible continuar ya que se quedan pegadas al disco constantemente. No todo son malas noticias, y tras comentárselo al dueño del hotel, me dice que tiene un familiar en Pamplona que viene esta noche al hotel, este se puede pasar por el Decathlon de Iruña a ver si las tuviesen allí. Por suerte las consigue, y a las 10 de la noche nos ponemos a cambiar las pastillas y después una pequeña vuelta para comprobar que todo va bien. La última etapa la voy a afrontar con solo el freno delantero, pero por lo menos este frena perfectamente. 
Mi hermano está casi peor que yo, casi no tiene líquido de frenos por lo que también las va a pasar canutas en las bajadas.

~ Etapa 12: Burguete - Hondarribia

Hacemos nuestro último desayuno en la habitación. A pesar de todos los problemas que hemos tenido, hoy estamos más animados. La última etapa siempre se afronta de otra manera, con más optimismo y aún siendo una etapa larga y dura creo que llegaremos hasta el final de una pieza.

Nada más salir la carretera tira para arriba hasta llegar al puerto de Ibañeta, aquí nos desviamos hacia el espectacular valle de Aldudes y tenemos que afrontar la bajada que estaba temiendo. Muy empinada y con mucha piedra, bajo muy despacio, pero solo tengo que poner pie a tierra en un par de ocasiones.  Las pastillas nuevas hacen aún más ruido que las antiguas, y voy armando un escándalo en el silencio del valle que ni la tamborrada de Donosti. 
Jose va igual o peor que yo, sus frenos frenan como una bicicross o menos. También va a pasar un día entretenido.
Desde el pueblo de Aldudes afrontamos la subida al puerto de Berderiz, si bien no es la más dura de la GTP ni mucho menos, pero creo que es la más empinada. Son unos 5km en los que raramente baja del 18%, normalmente por encima del 20. Primero por hormigón y luego por pista. Este año está completamente seco y a pesar de la pendiente se sube bien, los dos llegamos arriba sin haber tocado el suelo, lo cual no está nada mal.

A partir de aquí solo nos queda un puerto largo, el de Zueta, el resto es un constante sube y baja con zonas de subida MUY empinadas. Hace un día espectacular, un azul cristalino ilumina el cielo y un verde esmeralda tapiza las laderas de las colinas, precioso. Creo que me encuentro mejor que ningún día. Las subidas no me cuestan y si no fuese por los problemas de frenos que estamos sufriendo los dos, sería un día perfecto. El año pasado como estaba lloviendo bastante hice casi la mitad de la etapa por carretera, este año hacemos el recorrido original de Laparra, creo que es de las etapas más bonitas de toda la GTP.
Me he acostumbrado a tener solo un freno y en alguna bajada me doy cuenta que voy un poco pasado. En uno de los caminos en bajada, tras una curva ciega, me encuentro con un todo terreno de frente, más por el susto que por otra cosa pego un frenazo considerable, la rueda delantera se bloquea y mis huesos acaban arrastrados por el duro camino. Me quedo tirado en el suelo asimilando la amalgama de dolores hasta que llega mi hermano más asustado aún que yo. Me levanto del suelo comprobando que por suerte todos los huesos siguen en su sitio. El conductor se ofrece amablemente a ayudarnos, pero no hace falta. Estoy bien. Así que reanudamos la marcha no sin ciertas penurias.
Al fin llegamos a lo que llamo el mirador de Irún. Desde aquí se divisa nuestra meta, ha sido duro, hemos tenido múltiples averías, nos hemos enfadado (sobre todo yo), pero ha sido muy bonito y sobre todo lo hemos conseguido.
En Hondarribia nos espera la familia de mi hermano y como un millar de personas más. Creo sin embargo que estas miles de personas no han venido a recibirnos y desconocen quienes somos y de donde venimos, más bien están disfrutando de un maravilloso día de playa. Pero nosotros estamos tan contentos como si hubiésemos ganado el Tour de Francia, no necesitamos recibimiento multitudinario ni celebraciones faraónicas en ninguna fuente madrileña.

Solo nos queda darnos un baño para celebrarlo, bajo la extrañada mirada de los bañistas, que contemplan a dos individuos en culote ciclista, con barro hasta las cejas y una sonrisa de oreja a oreja, meterse sin miramientos en la frías aguas del Cantábrico. 
Después del baño una comida homenaje (sin pasta al fin).
Creo que si las fuerzas me lo permiten, algún día repetiré. 



martes, 19 de enero de 2016

Mi GTP

Creo que la primera vez que oí hablar de la ruta Transpirenaica fue en una salida, hace ya algunos añitos, para hacer aguas bravas en el río Tormes con mi amigo Luja y con un compañero que acababa de conocer llamado Aurelio. Este resultó ser un auténtico crack de la montaña, con un curriculum alpino que muchos quisiesen, incluidas expediciones de alta montaña. En una de las largas conversaciones nos comentó que había cruzado los Pirineos en bici de montaña en una ruta durísima desde el Mediterráneo hasta el Cantábrico y que le llevó más de 20 días. Se me quedó grabado a fuego. "Eso lo tengo que hacer..."
Después, como cosas del destino, seguí oyendo de esta ruta e incluso me enteré que había un libro escrito por Jordi Laparra que era como la Biblia para todo aquel que quisiese hacer esta travesía. He intentado encontrar este libro desde entonces y jamás he dado con el, ni siquiera lo he visto físicamente.
Los años fueron pasando y metido de lleno en el mundo de la competición del piragüismo no tenía tiempo para entrenar en bici y mucho menos para sacar 20 días en la apretada agenda del piragüista. Entrenar cualquier deporte seriamente, al nivel de cada uno, puede resultar y de hecho resulta en una grave adicción.

El proyecto cayó en el baúl de los sueños sin realizar y ahí se quedó. Pero por suerte todas las adiciones van pasando (casi todas) y el año pasado, aprovechando una lesión que me impedía correr y que la piragua no era la prioridad número uno de mi vida, comencé a montar en bici de nuevo. La limpié las telarañas (hacía unos tres años que no sacaba la bici del trastero, sin exagerar) y salí a dar una vuelta....y la vuelta se fue convirtiendo en un hábito y el hábito en necesidad.
De nuevo me acordé de aquella travesía de los Pirineos y me puse a investigar en SanGoogle. Por lo visto Laparra había vuelto a editar su libro, esta vez en dos partes. Uno de la Travesía del Pirineo Catalán y otro del Pirineo Occidental. La ruta por lo visto era totalmente nueva, esta se acercaba mucho más al eje pirenaico y había muchos menos kilómetros de carretera que la anterior.
El libro del Pirineo Catalán está escrito en Catalán (valga redundancia) lo cual me parece una cagada (con perdón) en toda regla. De hecho me costó comprarlo y me costó aun más descifrar su contenido.
La travesía que propone Laparra es de 18 días (17 días más una etapa de transición). Juntando alguna etapa o alargando otras se puede hacer en lo que cada uno crea que es capaz. Yo decido hacerla en 14. No lo recomiendo a nadie, a no ser que se haya entrenado seriamente en bici y se tenga la cabeza muy dura. No he puesto un "o", he puesto "y" y ha sido a propósito.
Desde el 1 de enero al 27 de agosto de este año he hecho 9.381 km, lo que para un ciclista no es mucho, pero yo lo he ido compaginando con la piragua, por lo que creo que está bien. Difícilmente podría haber hecho más. He hecho salidas largas (alguna de 9 horas), he subido bastantes puertos y creo que estaba preparado para la travesía. Seguro que podía haber cambiado algo en la planificación, pero en realidad lo que me gusta es hacer deporte, ya he hecho muchas temporadas con muchas competiciones y muchos objetivos, ahora prefiero disfrutar con lo que hago.


28/08/15: El día de los preparativos

Después de meditar como ir hasta Cadaqués y ver los pros y los contras de cada una de las opciones decido ir en coche. La idea es alquilar un coche, viajar hasta Figueras y allí comenzar el viaje en bici hasta el Cabo de Creus.
Por la tarde recojo el coche de alquiler en Majadahonda y por la noche preparo la bolsa de viaje. Muy español esto de dejar todo para el último momento. Lo único que he hecho es una lista de las cosas que tengo que llevar. Lo mínimo posible. Mientras hago el equipaje siempre me queda la duda....me dejaré algo?.
Una vez metido todo en la bolsa me doy cuenta que las chanclas no me caben de ninguna manera. No quería llevar nada en la espalda pero me veo obligado a coger el Camel Back donde meto las chanclas y algunos objetos de poco peso. Al final resultó ser una buena idea llevarlo.
La bolsa una vez llena pesa 4,5kg, el transportín 1kg y la bici 11,5kg. También llevo una pequeña bolsa de cuadro y dos bidones de 750ml. Con los bidones llenos son unos 19kg en total. Nunca he montado en una bici de ese peso y la verdad que se nota lo suyo, pero al final a todo te acostumbras. Tenía que haber hecho algún "ensayo general" con la bolsa llena y todo el aparataje y así evitar los problemas que surgieron en la primera etapa. Pero de todo se aprende.
Para realizar la ruta he descargado los tracks de la ruta que propone Laparra. No llevo ningún mapa en papel pero si llevo un iPad mini con los mapas de la zona (las cosas de la tecnología). Para seguir los tracks llevo dos GPS, lo cual resultó ser muy buena idea. Uno de ellos va en la potencia de la bici y el otro en un acople con avance. Consejo: nunca utilicéis en bici de montaña este tipo de acoples.


29/08/15: Madrid-Figueras-Cadaqués-Cabo de Creus-Cadaqués

Me levanto a las 6 de la mañana, desayuno y empiezo el viaje hacia Figueras. Viaje en solitario aburrido y con alguna crisis de sueño que solvento subiendo la música a todo volumen. Llego a Figueras sobre las 2 de la tarde. Como algo en una gasolinera y dejo el coche de alquiler en la oficina. Preparo la bici y emprendo la etapa 0, de Figueras a Cadaqués. En este tramo me encuentro con bastante viento en cara, calor y una humedad a la que los del "interior" no estamos acostumbrados. Nada más dejar Empuriabrava comienza el primer puerto de la GTP, se hace llevadero y a medida que gano altura puedo ir divisando parte de la Costa Brava.

En la altura se divisa una antena radar, seguramente será el pico más alto de la zona y con el ímpetu del primer día quiero subir hasta ella. Me parece que he calculado mal y la ascensión es más larga de lo que parecía en un principio. Por suerte llega un momento que la carretera se corta al entrar en zona militar, así que media vuelta y a bajar rumbo a Cadaqués. Tras alguna vuelta por el pueblo al fin encuentro el hotel Misty (bastante cutre y caro, pero por lo menos son amables, los dueños son franceses y hablan español a duras penas). Dejo la bolsa y la mochila en el hotel y salgo con la bici hacia el Cabo de Creus. Es un tramo corto pero sube y baja con alguna cuesta pronunciada y se hace incómodo.
Cabo de Creus, punto más al este de la península, foto de rigor y vuelta a Cadaqués. Hay demasiada gente para mi gusto. Dejo la bici en el hotel y paseo por la ciudad, pastel, helado y pasta de cena. Compro desayuno y de vuelta al hotel. No hay quien duerma. Ruido del bar de enfrente y cama pequeña en habitación enana. Empezamos bien...

30/08/15: Cadaqués-Maçanet de Cabrenys

Me levanto a las 7. Hoy comienza mi GTP!!, he de confesar que tengo miedo. Salgo sobre las 8. Por suerte el camino donde comienza la ruta está a escasos 200m del hotel. Enseguida el camino se hace sendero con mucha piedra de pizarra, cuesta arriba y resbaladizo. "Pero esto qué es?", al poco de empezar tengo q echar pie a tierra y subir algún tramo andando. No me esperaba esto, mucho menos en mi primer día. La verdad que el sendero es precioso y la subida es técnica pero no muy dura. Al fin llego arriba!!, el collado de Bufadors (320m). En la bajada me entra la desesperación. Es una bajada por sendero muy bonita pero con mucha piedra, al poco de empezar la bolsa sale volando, los cuatro velcros que lleva para sujetarla son evidentemente insuficientes para ir por este tipo de caminos. Por suerte he traído una cincha (me ha salvado mi GTP) la pongo de cualquier manera alrededor de la bolsa y comienzo de nuevo. En cuanto cojo un poco de velocidad y algún bote más grande de lo habitual la bolsa vuela de nuevo. Me preocupo de verdad y a la vez me enfado (no me gusta parar y menos por este tipo de cosas). "Ismael, piensa...", pongo la cincha de otra manera, arranco, de nuevo bolsa voladora. "Me cago en to!!". "Ismael, vamos a ver...." Coloco la cincha en diagonal, vaya idea!, tenía q haberlo patentado y mandárselo a los de Deuter (la marca de la bolsa), de esta manera me aguantó la bolsa los 1100km a pesar de saltos, caídas y empujones de todo tipo. Impresionante!!
Dejo el sendero y salgo a una pista hasta Port de la Selva. Aquí seguimos un camino peatonal que bordea la costa casi hasta Llança. Aquí me despido del mar, ya no volveré a verlo hasta dentro de 14 días, pero será otro mar, el Cantábrico.

Empieza un sube y baja por pistas bastante llevadero, las pistas están en buen estado y el paisaje es agradable. Hace bastante calor y humedad, hay que beber.
Al llegar a la Jonquera paro para tomar una Coca Cola y un plátano que compro en una tienda de moros. Al salir del pueblo empieza un puerto de verdad. La pista es buena pero con mucha piedra suelta, a partir de la mitad de la subida se endurece bastante con alguna rampa dura. Es el collado de Suretell (430m). La bajada es increíble, muy empinado y con mucha rodera y piedra sueltas de gran tamaño, "menos mal que no tengo que subir esto". Al fin acaba la bajada, "como sean todas así no me aguanta la bici". Más adelante hubiese pagado porque todas fuesen como esta. Después de rodar por algunas pistas salimos a una carretera que sube el puerto de La Vajol (550m). Subir por asfalto es una maravilla. Desde La Vajol hasta Maçanet es todo bajada por carretera estrecha y revirada, bastante empinada, por cierto. Al fin llego a Maçanet. Han sido 4h53' en 80km y 2000m de desnivel. No está mal para empezar.

Como y ceno en La Quadra. Hotel agradable, cómodo y limpio. La comida está bien. En el pueblo no hay mucho q hacer (esto va a ser tónica general a partir de ahora). Eso si, es famoso por la cantidad de fuentes de agua de manantial que tiene. De verdad que hay muchas!!.

31/08/15: Maçanet de Cabrenys-Camprodon

De nuevo a las 7 en pie, he dormido regular al igual que ayer y me he levantado con los párpados hinchados, ayer ya noté algo pero no le di importancia. Me han dejado el desayuno preparado y lo tomo junto a una pareja alemana que supongo que van a hacer alguna ruta de treking. El bizcocho casero es espectacular.
Arranco y nada más salir una  bajada empinada hasta el cauce de un río. Se sube una parte empinada pero no muy larga hasta coger una pista que va a media ladera, por supuesto no es llano. Hasta Albanya es bastante llevadero. A partir de aquí comienza la primera subida seria de la GTP, collado de Riu (997m y 15kms), los primeros 10km son por pista de hormigón. A mitad de puerto me encuentro con otro ciclista parado en un lateral. Saludos de cortesía. "Necesitas algo?, donde vas?, la Transpi también?", su bici tiene q pesar por lo menos 25kg, lleva 3 alforjas, bolsa de manillar nada pequeña y mochila voluminosa en la espalda. El no parece estar muy en forma tampoco. Pienso para mi: "Vaya huevos o vaya inconsciente...una de dos", nos despedimos y le dejo atrás para que siga descansando. Me acordaré de este personaje a lo largo de la ruta en muchas ocasiones.
Al dejar el hormigón cojo un camino que al principio parece bastante cómodo pero que se va endureciendo progresivamente hasta llegar a un par de kilómetros finales durísimos, no echo pie a tierra de milagro (por la pendiente y por las raíces, piedras y rodearás del camino), pero finalmente llegó arriba sin haber tocado el suelo. Aquí me encuentro con otros dos ciclistas, chico y chica, alemanes, sin alforjas ni mochila ni nada. Están haciendo la Transpi también, no me lo dicen, pero doy por hecho que la hacen con logística de apoyo (eso si que es nivel!!). Me como lo que queda de bizcocho del hotel, me despido de los germanos (a estos no les volví a ver) que parece que no tienen mucha prisa y comienzo descenso. De nuevo descenso vertiginoso, roderas, piedras, curvas de 180 grados, raíces y todos los ingredientes para meterte una hostia de campeonato, reduzco la velocidad. Finalmente salgo a una pista de hormigón que sigue bajando hasta el fondo del valle. Desde aquí se sube progresivamente por carretera dejando el precioso Puente de Llierca a la izquierda en el que paro a hacerme una foto (como siempre en esta primera parte de mi GTP no paro mucho, voy siempre con prisa). Por aquí sigue haciendo calor y me voy quedando sin agua, me pongo un poco nervioso ya que no se ven fuentes ni pueblos dignos de ser considerados como tal. Al salir de la carretera principal veo una indicación de Camping, lo que me tranquiliza bastante ya que podré comprar agua. El susodicho camping resulta ser poco más que una cuadra donde podrían haber grabado la Matanza de Texas y un "prao" mal cuidado. Entro en la cuadra esperando no encontrarme a nadie con una mascara de hockey y una moto sierra. Para mi sorpresa sale una chica sin intención de trocearme (aparentemente). Por suerte tiene agua, pero no sabe muy bien donde, al fin la encuentra y me cobra lo primero que se le ocurre. Por lo menos he rellenado los bidones.
En la papelera de este "camping" se quedó el chaleco que me dieron en la marcha "7 Picos" de Requena de este año. Lo llevaba encima de la bolsa y en la bajada del puerto de Riu se soltó,  se metió en los radios y la cremallera se quedó triturada. Una pena, era un buen chaleco.
Un poco después dejo la carretera y cojo una pista con bastante piedra suelta que me lleva hasta el collado de Sapell (700m), desde aquí en una bajada rápida llego hasta el camping (este si es) de Oix, donde relleno los bidones de nuevo, me tomo mi Coca Cola de rigor y un croissant que se me ha antojado.


Tras el descanso, vuelta al trabajo. Cojo la pista por la que he venido y al poco me desvío por una pista asfaltada con un primer tramo de una pendiente del 15-20%. Apretar los dientes y mirar para abajo, no queda otra. Sin embargo lo que venía a continuación iba a ser muchísimo peor. El asfalto se transforma por arte de magia en hormigón y este poco a poco se va deteriorando, parece que ha pasado un Panzer y después alguien se ha dedicado descolocar los restos y ya de paso han venido los zapadores y han puesto un río en el "camino" y si eso, hacemos que las zarzas crezcan, a ser posible por la trazada buena. Por supuesto la pendiente no baja del 15%. Finalmente la cosa se hace intransitable y mis fuerzas se agotan. Tengo que echar pie a tierra y subir andando, lo cual no es fácil tampoco ya que son todo piedras sueltas de gran tamaño y encima resbalan lo suyo. A pesar de todo sigo para arriba, en algún momento se acabará este infierno. Y efectivamente todo llega a su fin, llego a una zona en la que puedo montar de nuevo y hacer cumbre sobre la bici. Esta subida tan entrañable tiene el nombre de collado Pera (810m), La Pera!!, le llamaría yo. Una corta bajada y subimos de nuevo por una pista con muchísima piedra pero unas vistas impresionantes hasta llegar al collado de Arrencafels (1143m). Última cima del día, puff. La bajada es bastante llevadera, por pista de hormigón en un buen tramo. Al fin llego a Camprodón, 91km, 2700m de desnivel y 6h y 15', esto se pone serio.
Camprodón podríamos considerarlo como una pequeña Ciudad. Muy bonita por cierto. No he llegado para comer y me compro un bocata y una cerveza con limón que me sabe a gloria. Me doy un paseo, encuentro una tienda de bicis y me compro un chaleco para sustituír al 7 Picos. Sigo con mi paseo y vuelvo al hotel anocheciendo. En la entrada me encuentro a mi amigo el de las alforjas!!, madre mía!!, habrá tardado al menos 10h. Me cuenta que ha desfallecido por el camino y le ha encontrado un paisano en un prado suplicando por un poco de agua..."si este tío llega a Hondarribia le regalo mi bici".
Ya está lloviendo y se oyen los primeros truenos. Parece que se acaba el buen tiempo.


01/09/15: Camprodón-Puigcerdá

Hoy me despierto un poco antes de lo habitual. Me espera una etapa muy larga y no quiero llegar demasiado tarde. He dormido mejor que los otros días pero los párpados cada vez están más hinchados. El desayuno lo compré ayer y me tomo un litro de Cacaolat!!.

Hace fresco y está todo bastante mojado, ayer calló una buena tormenta y ha llovido por la noche. El principio es por carretera pero enseguida se coge una pista en muy buen estado que nos llevará hasta el collado de la Gralla (2050m), primer puerto de más de 2000m de la ruta y con un desnivel de 1000m del tirón. Da gusto rodar por una pista en tan buen estado, además la pendiente es suave, pero los más de 20km de subida (2h) son una prueba física y psíquica. Menos mal que el paisaje, como siempre, es espectacular y hace q los kilometros pasen más rápido. Ya en la cima se va llaneando hasta la collada de Meianell y desde aquí una bajada larga y muy rápida. De repente dejo esta pista y cojo un sendero escarpado que para no jugarme el tipo lo hago andando. Se cruza por un par de puentes de madera que dan la misma sensación de seguridad que el puente colgante de Indiana Jones. Se sigue por ese mismo sendero, ahora ya en subida, con algunos tramos a pie debido a la pendiente y a que el suelo es de piedras y al estar húmedas resbalan muchísimo.  El sendero acaba en el pequeño pueblo de Serrat donde por suerte hay una fuente y relleno los bidones. Desde aquí se baja por pista de hormigón hasta dar con la carretera que va a Ribes de Freser, el cual se ve en lo alto, parece una foto de postal. Antes de llegar a Ribes se coge un desvío a la izquierda, de nuevo por pista de hormigón y de nuevo unas pendientes que asustan, llegando a la cima de este pequeño pero duro puerto me cruzo con un motorista en Harley, tiene pinta de andar más perdido que caperucita, ya que la pista acaba en breve y se transforma en camino. Este camino está en muy buen estado y la pendiente en muy llevadera. A pesar de ser de las etapas más duras me confío y pienso que esto está chupado, cuan equivocado estaba...
Estoy llegando a la parte final de la subida (Batet, 1600m), cuando en el GPS me indica que me he pasado un desvío a la izquierda. No lo entiendo, no he visto ningún camino ni sendero por ese lado. Doy marcha atrás y donde el GPS pone que está el camino no veo absolutamente nada, tiro hacia adelante, nada. Otra vez hacia atrás, nada de nada. "El GPS no se puede equivocar" (ignorante de mi) y en un arrebato de inconsciencia me tiro campo a través para seguir el track. Llega un momento que ya no se puede avanzar más por la maleza y encima hay una valla de alambre de espino. "Y si el GPS me está indicando mal?", decido volver al camino, lo que me lleva casi 15' ya que cuesta abajo campo a través se va bien, pero cuesta arriba me toca ir arrastrando la bici. Llego de nuevo al camino y busco mi destino (Planoles) en el mapa. Si sigo la pista me lleva directa a Planoles!!, porqué no lo he mirado antes?. Joder!! "Pareces tonto" (pero el hombre es el único animal que tropieza innumerables veces con la misma piedra). Finalmente y tras un merecido descenso llego a Planoles donde me compro mi Coca de rigor y un plátano. Para retomar el sendero me hago un auténtico lío, no acabo de orientarme. Bajo al fondo del pueblo y tengo que volver a subirlo (como no, con una pendiente de la leche). Al fin lo encuentro. Es un bonito camino-sendero, de nuevo el GR11, poco a poco se transforma en un sendero con tramos realmente estrechos y con unas plantitas repletitas de pinchitos  muy afilados que me dejan las piernas hechas un Cristo. Me cruzo con un italiano haciendo treking, no sé porqué digo que es italiano porqué solo nos saludamos con la cabeza, pero tenía toda la pinta de ser italiano. El sendero es una pasada, lo digo ahora pero aquel día me estaba cagando en todo, primero por las plantitas, después porqué se cruzan no se cuantos torrentes y en gran parte de ellos hay que bajarse y pasarlos a pie y por ultimo y lo más importante porqué me volví a perder. No se como ni en qué momento pero de repente me encuentro rodeado de las famosas plantitas y no se ve sendero ni por delante ni por detrás. Paro, miro el GPS, efectivamente, mi track aparece como unos 50m justo por encima de donde estoy. No doy marcha atrás porqué soy así y digo "si tiro perpendicular cogeré de nuevo el track"....JA. Esos 50m me cuestan lo mismo que a los americanos avanzar 100m en las playas de Normandía. Simplemente no hay suelo donde poner los pies, las plantitas de pinchitos tapizan el terreno, la bici la tengo que llevar en la espalda y sus 19kg parecen 190kg. Pero no voy a dar marcha atrás!!, eso nunca!!. Finalmente lo consigo y he de decirlo: Lloré de desesperación.
He salido de nuevo al sendero, se hace enseguida más ancho y se transforma en camino y como el que no quiere la cosa acabo en Dórria (aquí están las chanclas de Cristo). Desde aquí, como no, otra vez para arriba para subir al collado de la Cruz de Maians (1990m). Se sube bien, menos el último tramo en el cual el camino desaparece y se sube por una pradera de hierba por la cual cuesta horrores avanzar. He llegado a la Cruz!!, puff, vaya día (aún no ha acabado), para coger de nuevo el camino de bajada tengo que sortear un pastor eléctrico (hay muchísimos en esta zona) que me da unas cuantas descargas hasta que finalmente consigo abrirlo "por las malas".
En teoría a partir de aquí es todo descenso y para aumentar mi alegría la pista está bastante bien por lo que la bajada es rápida y sin demasiada tensión, sigo mi track más feliz que una perdiz porque estoy llegando a final de una de las etapas más duras (eso me creía). Paso un cruce a toda leche y sigo para abajo, el camino va haciéndose cada vez peor hasta que finalmente desaparece. El GPS dice que estoy donde tengo que estar pero la lógica me dice que algo anda mal. El camino que ha desparecido se ha transformado un un sendero de vacas que sigue el cauce de un arroyo, vuelvo a cometer la equivocación de seguir el track sin confirmarlo con el mapa. El sendero es cada vez peor y a pesar de ser en bajada tengo que bajarme en varias ocasiones, al cabo de un rato bajando miro el GPS y veo que el track ya no está donde estoy yo, me entra el pánico ya que el track veo que va por donde no hay absolutamente nada excepto una maraña de árboles (de esos que no te dejan ver el bosque). La he vuelto a cagar, me acuerdo de la madre de Jordi Laparra y de algún familiar más lejano. Media vuelta y sendero para arriba con la bici a cuestas. Busco el track a través de la maraña de árboles de manera infructuosa (ahora pienso "donde me creía que iba por ahí"). Estoy cansado, llevo casi 6h en la bici con 3000m de desnivel, cada vez está más nublado y va a empezar a llover en cualquier momento. De nuevo me saltan lágrimas de desesperación. Al fin llego de nuevo a la pista y comienzo la penosa subida por donde bajaba tan feliz hace un rato. En el mapa veo que aquel cruce que pasé a toda leche es el que me llevaba a Puigcerdá. Pues de nuevo en el cruce....la sonrisa florece de nuevo y tiro para abajo como un kamikaze. Ya veo Puigcerdá, el GPS me quiere engañar de nuevo, le digo, "ya está bien por hoy, no?".
Llegué!!, bueno, tengo que subir al centro de la ciudad salvando unas pendientes que no son ninguna broma. Pero ya está. Al lado del hotel hay una pastelería y una palmera de chocolate se quiere venir conmigo al hotel. Entro por la puerta de este y empieza a llover, por los pelos!!.
Hoy tampoco he llegado para comer. 91kms, 6h20' y 3100m de desnivel....sin comentarios.
La Fonda Cerdanya es un "hotel" muy curioso. Barato y muy familiar. La habitación está en el ático y la cama es grande, lo único grande de la habitación, el espacio entre cama y pared no es más de 50cm y en el baño no caben los personas a no ser que se quieran mucho, sin embargo me gusta. El paseo por la ciudad no es muy largo. Estoy roto. Ceno pasta en el Kennedy y a la cama. Mañana más.


02/09/15: Puigcerdá-Sant Joan Fumat

De nuevo a madrugar. A medida que pasan los días voy aprendiendo cosas (menos mal) y una de ellas es que es mejor madrugar y acabar lo antes posible para poder recuperar. He dormido regular, como casi todos los días. Los párpados cada día los tengo más hinchados y hoy además me noto la cara hinchada, no se si será por el esfuerzo, por no dormir bien o es que estoy engordando (no lo creo).
Desayuno en el hotel, que es como desayunar en tu casa. No hay nadie a estas horas y en el comedor hay microondas, cafetera, kilos de bollería industrial...no tengo hambre pero me obligo a comer.
Ha estado lloviendo gran parte de la noche, está todo mojada y hace fresco. Ya dejé atrás los 30 grados de la costa.
Se va por carretera hasta el pueblo de Saneja, donde se coge una pista que ya tira para arriba. Es estrecha, con mucha piedra mojada y con tramos bastante empinados lo que lo hace difícil, aparte de todos estos inconvenientes me encuentro bastante cansado, las etapas van haciendo mella. Este año he entrenado mucho en bici pero en raras ocasiones montaba dos días seguidos, debería haber hecho algo parecido para amoldarme (a buenas horas). Sigo subiendo (las subidas aquí son eternas), simplemente hay que poner un ritmo cómodo, ni rápido ni lento, dar pedales e intentar disfrutar todo lo posible. Otro puerto más a la colección, el de Fontanera (1910m). Desde aquí un descenso no muy largo y sin complicaciones hasta Meranges.
Desde Meranges hasta Viliella es un continuo sube y baja, mucho por senderos bastante técnicos y revirados, algunos con pasos obligados a pie y también tramos de pista de tierra y otras de hormigón e incluso algún tramo de carretera. Entre tanto sube y baja alcanzamos el puerto de Santa Anna (1735m) y desde ahí en descenso hasta Viliella. Aquí empieza otro puertaco de 16km, sin embargo se sube cómodamente ya que gran parte es por carretera (parece que se me va pasando el cansancio que tenía esta mañana). Una vez que alcanzamos los 2100m de altitud vamos llaneando por una pista rápida durante casi 10km hasta llegar alto de la Pera (2150m),de igual nombre que el de la salida de Oix, pero este es mucho más amigable. En este tramo las vistas de nuevo son espectaculares dejando un valle precioso por nuestra izquierda. Desde aquí un corto descenso y de nuevo para arriba hasta el collado de Aristot (2188m), sin disfrutar de haber llegado hasta aquí arriba de nuevo bajamos por pista rápida pero con mucha piedra y bastante pendiente. Llego a un refugio ocupado por las vacas y con su permiso me avituallo de agua de una fuente que tienen a su servicio y de paso me como un par de barritas. Ya solo me queda un puerto, el de Sarset de 2135m, en el perfil no parece gran cosa pero las casi 6 horas y los casi 3000m que llevo de desnivel me hacen pasar momentos de crisis, de hecho me empieza a entrar mucha hambre y tengo un poco de frío, signos inequívocos de pajarón inminente. Me tomo otra barrita y un gel de emergencia sobre la marcha (es mejor que parar) y poco a poco la sangre vuelve a fluir por mi cabeza, al fin llego a la cumbre, con este hoy sumamos 3000m de desnivel. Me espera una bajada que solo se pueden encontrar en zonas de alta montaña, 17kms de bajada y 1200m de desnivel del tirón. Simplemente espectacular. El camino no es muy ancho, con muchísimas "Zetas" y muchísima piedra suelta lo que me obliga a bajar sin poder sentarme en el sillín y aguantando todo el peso con las piernas. La pobre bici se queja, las piedras que saltan la atacan sin piedad, los frenos chirrían sobrecalentados y la amortiguación trabaja sin descanso. A mitad de bajada se divisa el pueblo de Arcavel, parece sacado de un cuento de Heidi. Estoy casi en la vertical de Arcavel y parece lejísimos y sin embargo solo está a mitad del descenso, lo que te da una idea de lo que son 1200m de desnivel. El camino acaba en la carretera que une Seu de Urgell con Andorra, hoy pasa por aquí la Vuelta. Me temo que no me voy a acercar a verlos. Por la carretera sigo bajando hasta el desvío de San Juan Fumat, aquí hay un camping y a pesar de que me quedan solo unos 3km me tomo mi Coca Cola. Arranco de nuevo y las piernas dicen que no van a dar ni una pedalada más. La bajada me las ha dejado como dos patas de palo y me cuesta horrores incluso avanzar por el llano y como Murphy siempre anda al acecho me queda un mini puerto de 3kms para llegar a mi destino. Tres kilómetros que subo penosamente después de hacer un pacto con mis piernas y las prometo que mañana haremos una etapa de transición (no me lo creo ni yo).
Al fin en San Juan Fumat. Aquí no hay nada, ni bar, ni tienda ni gente. Solo la casa rural Can Pauet. Antes de llegar he llamado a la señora y me ha dejado preparado un pedazo de bocadillo de pan pallés y longaniza que no se salta ni un gitano. La señora se va y me deja las llaves de todo...no me pide ni el DNI ni por supuesto dinero. Que bonito sería poder vivir así, en donde pudiésemos confiar plenamente en los demás sin pedir nada a cambio. Antes de irse me pregunta que quiero para cenar butifarra o costillas a la brasa y a que hora.......como dirían Los Nikis, "no vuelvo a Benidorm"
Hoy han sido 101km, 3150m de desnivel y 7h30'. Una auténtica paliza.


03/09/15: San Juan Fumat-Llavorsí

Como la etapa de hoy es más corta me permito el lujo de dormir un poquito más (de hecho es el primer día que duermo bien). Cuando bajo tengo el desayuno ya preparado, todo me sabe de maravilla.
Ayer cuando llegué me noté las piernas hinchadas y ahora noto que ha bajado el hinchazón pero no están como deberían. También sigo con los párpados hinchados y la cara ya no es sensación, si no que está claramente hinchada. No se a que se debe todo esto, pero no le doy mucha importancia.
Salgo del hotel despidiéndome de la señora como si fuese mi tía la de Soria y me dice que tenga mucho cuidado....
Nada más salir a la carretera esta tira para arriba con una rampa al 12%, esto para calentar (noto la tripa llena y voy incómodo, no estoy acostumbrado a comer tan bien). Encima las piernas están realmente castigadas por la etapa de ayer así que me lo tomaré con calma a ver si poco a poco entran en funcionamiento. Como novedad el primer puerto de montaña de hoy parece que va ser por asfalto, eso si, no faltan las curvas en "Z" y las vistas que alimentan la mente y permiten que subas y subas sin que nunca llegue a aburrirme ya que detrás de cada curva siempre hay algo que te vuelve a sorprender. Es el caso del pueblo de Civis, que tras una curva ciega se presenta sin avisar y te sorprende por su belleza. Parece colgado de la ladera y sus tejados de pizarra se mimetizan con la naturaleza como si siempre hubiesen estado allí. Aquí cogemos el desvío hacia Ars para continuar subiendo hasta Asnurri, donde nos despedimos de la carretera y seguimos por una cómoda pista hasta el collado de Ares (1874m). A partir de aquí entramos en el parque natural del Alto Pirineo. Aquí hay vistas mires a donde mires. Después de un corto descenso subimos de nuevo hacia el collado de Grau (1972m), desde aquí se supone que habría una magnifica panorámica del Valle de Valira, pero hay bastantes nubes y me impiden disfrutar de ella (tendré que venir otro año...). Aquí otra vez para abajo, hoy es una etapa corta, pero se suben 5 puertos con un desnivel de 2000m positivos en 50km. El que sepa un poco del tema sabrá de que estoy hablando.
Al acabar la bajada nos encontramos con la Ermita de Santa Magdalena y de nuevo tiramos "parriba". Voy ensimismado en mis pensamientos, "escuchando el silencio" que me acompañada todos estos días, creo que nunca había disfrutado tanto tiempo de su compañía. Poco a poco voy escuchando un murmullo creciente (deliro?), el murmullo se transforma en ruido molesto y este en un cataclismo cacofónico que ni el camión de la basura en sus mejores días. "Pero que es eso?", al momento me pasa uno de esos engendros mecánicos llamados "quads", por lo menos ha tenido el respeto de pasarme a poca velocidad y además me ha saludado y todo. Le sigue otro, ahora una moto y otro quad, y otro y otra moto y otro..."que es esto, el Dakar?", al fin me pasa la última moto y el silencio vuelve poco a poco a ocupar el espacio que le corresponde. Recupero mi rutina escaladora pensando porqué hará tanto ruido un motor de explosión....miro el altímetro y descubro que casi he llegado a la cima del siguiente collado, la Cruz de Badet (1951m) (este se me ha pasado muy rápido)  tras una curva ahí está. No es que se vea ningún cartel anunciador de la cima (nunca he visto ninguno en estos días), pero ahí está todo el parque movil que me ha pasado hace un momento. Es un buen sitio para parar ya que la vista es especialmente bonita. Paro a unos metros de ellos, siempre he sido bastante tímido, pero poco a poco me voy acercando hasta que puedo oír sus conversaciones (parece inglés, pero no estoy seguro). Finalmente me decido y les saludo. Son ingleses (tienen un acento durísimo y me cuesta entenderles) están haciendo una ruta por el Alto Pirineo. Les pido que me hagan una foto, ya que no tengo ninguna de toda la ruta en la que yo aparezca (selfies a parte). Son gente maja y se nota que no es la primera vez que hacen algo parecido, de eso me doy cuenta cuando un par de ellos veo que se están zampando una lata de atún y de cuchara utilizan la tapa de la lata ("que profesionales, si señor"). A pesar de no ir en bici me han caído bien. Nos despedimos, no sin antes desearnos suerte mutuamente.
En el GPS veo que solo me quedan dos collados y además no muy largos. El primero va a ser bastante llevadero, el de Finestres de 2044m, el segundo va a ser horrible. Con un desnivel final de 200m en menos de 2km. La pista está totalmente descarnada y las piedras son cantos de caliza afilados que no invitan a tropezarse con ellos. Cuesta muchísimo mantener el equilibrio, la bici va botando continuamente y se pierde tracción en cuanto te equivocas de trazada. Me quedan menos de 500m pero hago un giro de 90 grados a la derecha y veo una pared que aniquila mi moral. Intento subirla pero al poco de empezar echo pie a tierra. La pendiente (algo más del 20%) y las piedras me han vencido. Subo a pie los escasos 300m que me quedaban hasta la cima del collado de Urdossa de 2107m. Aquí arriba se acaba la pista y se transforma en un sendero hecho de piedras sueltas (de donde leches han salido todas estas piedras?). Este descenso va a resultar ser el más espectacular de toda la GTP, con un desnivel de unos 1300m sin descanso en tan solo 12km. La primera parte es por el sendero de las piedras, muy técnico, tanto por los bloques de piedra como por la pendiente. Como no quiero romperme la crisma decido pasar a pie algún tramo con muy mala pinta. Finalmente salgo a una pista estrecha que baja con una pendiente que quita el hipo. Las montañas que me rodean son muy escarpadas, por no decir que son paredes verticales (no hay que exagerar) y veo que la pista baja por una de esas paredes hasta el fondo del valle. Las "Z's" se suceden una tras otra sin descanso, y está plagado de piedra suelta que hace saltar la rueda trasera de un lado para otro, con algún susto incluido. Hay unas vistas increíbles, pero el descenso tampoco me permite muchas distracciones, bastante tengo con no despeñarme colina abajo. Por supuesto es imposible bajar sentado en el sillín y las piernas se quejan mucho más que en las subidas. Poco a poco se va viendo el río Noguera, ya queda menos. Estoy seguro que en ese descenso me pulí la mitad de las pastillas de freno. Al fin llego a la carretera. Me duele todo, cuello, brazos, manos, y piernas. Al igual que en el descenso de ayer, comenzar a dar pedales de nuevo me cuesta horrores y rodar por el asfalto se me hace extraño pero agradable a la vez.
La carretera discurre paralela al río Noguera Pallaresa. Irremediablemente me vienen a la cabeza multitud de recuerdos. Cuantas veces he subido por esta carretera para comenzar el descenso del río desde Llavorsí?. Entonces nunca imaginé que pasaría por aquí en bici dirección a Hondarribia.
Mi hotel está pegado al río (me encanta oír el rugir del agua cuando estoy en la cama) y al fin he llegado para poder comer un menú y no un bocata como estos días atrás. Hoy voy a dormir siesta y todo. La siesta me la interrumpen unos truenos que parece que caen encima del hotel. Me temo que el tiempo se está estropeando de verdad.
Hoy como etapa de descanso solo han sido 50km pero con 2000m de desnivel y casi 4h.


04/09/15: Llavorsí-Bagergue

Sigo con la cara y los párpados hinchados, ayer compré una pomada en la farmacia del pueblo pero no parece que haya hecho ningún efecto. También llegué con las piernas muy hinchadas y me pasé buena parte de la tarde con las patas en alto a ver si se bajaba. Hoy están algo mejor pero aun no en su estado normal.
La etapa de hoy es la más larga de toda la GTP, hay dos grandes puertos, no parecen muy exigentes por su pendiente pero si por su longitud. El primero es el de la Cruz de Eixol de 2232m y unos 25km de largo y el segundo es la Pla de Beret de 1882m y 30km (pero con una primera parte muy tendida).
Salgo cuando está amaneciendo, el día está triste, un cielo plomizo y unas nubes bajas amenazantes no son la vista ideal para alegrarte el día. Al contrario que en los días precedentes hoy hay un falso llano que tira hacia arriba que permite ir calentando las piernas. Son unos 5km que me sientan de maravilla para afrontar las rampas del primer puerto del día. Cojo el desvío hacia Arestui por una carretera impresiónate repleta de curvas que sube con una pendiente constante en torno al 8-9%. En muchos tramos el asfalto ha desaparecido y en general el estado de la carretera es bastante malo. En lo alto ya se divisa Arestui, otro pueblo que parece sacado de un cuento. Al fin llego a el y sin detenerme sigo hacia arriba, aun me queda mucho por subir. Paso el desvío de Baiasca, otro pueblo de cuento de hadas y dejo la carretera para coger una pista en bastante buen estado.
De tanto subir me he metido de lleno en las nubes y como era de esperar ha comenzado a llover. Por lo menos es una lluvia fina que no molesta demasiado y la temperatura es fresca pero no hace frío. A mitad de subida cambiamos de pista, lo malo que el tramo de enlace es más empinado y con mucha piedra suelta que al estar mojadas resbalan de lo lindo, como pilles un canto rodado mojado con la rueda trasera las probabilidades de irte al suelo son muy muy altas, sobre todo cuando vas con las fuerzas justas. Al fin paso este tramo y enlazo con una pista en mejor estado. Esta subida es interminable, de hecho subimos al punto más alto de toda la GTP. De repente entre la niebla veo unas figuras en medio del camino, supongo que serán vacas pero al acercarme veo que es una manada de gamos, los cuales me observan aún más sorprendidos que yo, intento sacar el móvil para hacer una foto pero sin dudarlo ni un segundo se tiran ladera abajo como si fuese la autopista del atlántico. Es increíble verlos bajar ágilmente por esa ladera casi vertical a una velocidad que no parece natural, es como si fuesen esquiando...increíble.
Al fin llego a la cima, según mi información aquí hay una vista espectacular del Montsent de Pallars y del Parque Nacional de Aigüestortes. Con la niebla que hay no veo ni diez metros en línea recta. De nuevo, tendré que venir otra vez.
La lluvia ha arreciado y el GPS marca 3 grados. Me pongo el chubasquero y sin acabar tragarme la barrita energética tiro para abajo. Entre la lluvia que cae y el agua que encharca la pista, en menos de 1km de descenso estoy empapado. Agua y frío en descenso son malos amigos del ciclista. Los dedos de las manos se me empiezan a entumecer, es una bajada rapidísima pero no tengo casi tacto en los dedos por lo que no frenó con precisión.  Me llevo algún susto que otro. Las zapatillas son dos balsas de agua y a penas veo entre la niebla, la lluvia y el barro de las gafas. Ya me están castañeando los dientes, estoy helado. Bajo todo lo rápido que puedo a ver si sube la temperatura y de hecho ha subido pero al estar tan mojado sirve de poco. Paso la estación de esquí de Espot sin parar ni un segundo. Al fin llego al pueblo de Espot y paro en el primer bar que veo abierto. Pregunto si puedo pasar y me dicen que por supuesto. Voy dejando un reguero de agua a mi paso. Pido un café caliente y me agarro a el para calentar las manos, me lo bebo rápidamente y ahora pido un baso de leche ardiendo (el vaso más grande que tenga). Me quedo sentado mientras entro en calor poco a poco. Desde aquí debería coger un sendero que lleva hasta Son pero debido a la lluvia tiene que estar en muy mal estado y decido ir por carretera, es un recorrido más largo pero prefiero no arriesgarme. Por suerte la carretera es un falso llano que va subiendo poco a poco lo que hace que entre en calor de nuevo. Llueve muy poco así que también me voy secando por el camino.
Tras un descenso cojo la carretera que sube al puerto de Bonaigua, es muy tentador seguir por esta carretera y acabar antes la etapa pero decido seguir la ruta programada. El tiempo parece que va mejorando.
En el cruce de Borem cojo la carretera que sigue el cauce del alto Noguera. La carretera termina en una pista que sigue subiendo por un frondoso bosque de abetos. Hasta Montgarri (pequeño pueblo en medio del monte y prácticamente el nacimiento del Noguera) se sube suavemente pero a partir de aquí se endurece bastante. El camino está embarrado y las zonas por las que pasan las vacas son auténticos lodazales.  Estoy muy cerca de la Pla de Beret a casi 1900m y me he vuelto a meter en las nubes. La temperatura ha bajado de nuevo y sopla un viento que corta. De nuevo no se ve tres en un burro y sin darme cuenta me encuentro en el parking de la estación de esquí de Baqueira. La visibilidad es tan mala que no encuentro la carretera que sale del parking. Finalmente doy con ella al mismo tiempo que se pone a llover con ganas. Desde aquí se baja por carretera un par de kilómetros hasta un sendero que va directo a Bagergue pero no me atrevo a cogerlo con esta lluvia. Decido bajar por carretera, no pienso en que es un puerto de alta montaña de unos 15km de bajada, gran error. La lluvia no cesa y antes de que me de cuenta estoy totalmente empapado (de nuevo) y tiritando (de nuevo). La bajada es interminable, además hay innumerables curvas de herradura, que con la cantidad de agua que hay las tomo en Slow motion. Paso Baqueira y Tredós sin levantar la cabeza del manillar, estoy deseando llegar. La bajada continúa hasta Salardú, estoy en el fondo del valle lo que me da mala espina ya que mi destino está en la ladera. Al llegar al desvío de Bagergue me confirma mis temores: Bagergue 3 km. Es un puerto en toda regla, con sus curvas, sus cuestas y demás...en fin, por lo menos entraré algo en calor. Empiezo a subir en plato grande, la verdad que voy atrancado pero cómodo pero una rampa me hace cambiar de plato. Al hacerlo se sale la cadena y se mete entre el cuadro y los platos. Tengo que parar y me doy cuenta de la cantidad de agua que está cayendo. Me cuesta horrores sacar la cadena, pero finalmente lo consigo después de blasfemar, insultar y cagarme en todo (creo que me han oído en Vielha).
Llego al hotel!!, el termómetro exterior marca 7 grados. Paso dejando el reguero de agua habitual de hoy y me dejan las llaves de la habitación sin pedirme los datos ni nada. Me meto en la ducha tal cual, solo me quito las zapatillas. No se cuanto tiempo estuve bajo la ducha. Cuando salgo vuelvo a ver el mundo en color.
 Me han preparado un bocadillo que me sienta de maravilla. Después bajo a revisar la bici y compruebo que la cadena está un poco doblada (se dobló al forzarla). Busco en internet alguna tienda de bicis y por suerte hay una a unos 15km (menos mal que me ha pasado esto aquí). Voy en taxi hasta allí ya que sigue lloviendo (vamos, que no voy en bici ni aunque hiciese sol y 30 grados). El taxista me cuenta un rollo incomprensible sobre algún tema que desconozco. En la tienda me arreglan la cadena, me ajustan los cambios y me cambian las pastillas de freno que estaban en las últimas (me meten una buena clavada por todo ello). El mecánico es el típico dependiente de tienda especializada listillo...me revientan....pero pongo buena cara y me hago el tonto. Que paciencia...De vuelta al hotel la misma charla ininteligible del taxista.
Por cierto la etapa de hoy han sido 105km, 3100m de desnivel y 6:30. Necesito un descanso.


05/09/15: Bagergue-Vielha-Aneto

Al levantarme miro por la ventana y solo veo niebla, no se ve el otro lado de la carretera. Me entra un poco de bajón, ayer decidí que si hoy seguía lloviendo me tomaría el día de descanso pero no había pensado en la niebla. La verdad es que no me apetece nada quedarme un día entero aquí. Bajo a desayunar y la camarera me comenta que aquí arriba es muy habitual la niebla después de un día de lluvia (espero que no se equivoque). Desayuno con calma, hago los preparativos de cada mañana, bajo a colocar la bolsa en la bici y al subir de nuevo a la habitación ya se ven los primeros rayos de sol. Nunca aprecias la luz hasta que te falta.
Hoy es la última etapa de la travesía del Pirineo Catalán y en teoría acababa en Vielha,  pero prefiero continuar un poco más, atravesar hoy el túnel de Vielha y llegar hasta el pueblo de Aneto ya en Aragón.
En principio no parece una etapa dura, pero si algo he aprendido en estos días es que aquí no puedes fiarte de las apariencias.

Como viene siendo habitual nada más salir del hotel la carretera tira para arriba, me estoy empezando a acostumbrar a calentar con rampas del 12%. Atravieso el pueblo por sus calles empedradas y paso por delante de el famoso restaurante Casa Perú. Lo dejo para otra ocasión en la que tenga fuerzas para levantar los cubiertos y masticar sus manjares.
Cojo una pista nada más atravesar el pueblo donde se suaviza la pendiente. La niebla se va disipando paulatinamente y a medida que gano altura solo se ven jirones de nubes aquí y allá. Estoy subiendo por el Valle de Unhola, al ser muy abierto la vista es espectacular, además no hay ningún árbol y la pista va subiendo en zig zag por la ladera de la montaña por lo que se puede disfrutar del paisaje durante toda la subida. La lluvia ha hecho que el terreno esté blando, esto sumado a la pendiente y a las cacas de vaca hace que la subida se haga bastante dura. Pero vuelvo a repetir, la vista es maravillosa, el verde de las montañas reluce con los primeros rayos de luz y las cimas calizas de las montañas tienen un color que solo la naturaleza puede otorgar. Ninguna foto de las que hice da una idea de la realidad.
Al llegar a la cima (Alto de Varradós, 2051m) ante mi se abre otro valle con el mismo nombre, donde una alfombra verde cubre todas sus laderas, la tierra se a vuelto de un color rojizo que destaca enormemente con el fondo verde. La pista es rapidísima pero paro unas cuantas veces para intentar retratar el paisaje. La pista acaba en un parking desde el que sale un sendero que lleva al Saut deth Pish (la cascada más emblemática del Valle de Aran). Me hubiese gustado ir a verlo pero había tres o cuatro coches, por lo que supuse que habría seres humanos en el camino hacia el salto. Prefiero seguir mi marcha.
El resto de la bajada es por carretera con una temperatura de 11 grados. Me acuerdo de los 35 de Cadaqués de hace una semana....increíble.
Dejo la carretera y sigo por una pista en perfecto estado hasta Vilamós desde donde se puede ver hacia el Sur el pico de Aneto. Aquí comienza la subida a la mina de Margalida (1605m) por carretera al principio y por pista cómoda después. Una vez arriba la pista se transforma en un sendero ya en descenso. Todo este tramo discurre a media ladera y es rápido, con tramos  técnicos y difíciles, en otras zonas está anegado de agua y ya que no quiero despeñarme por el barranco que me acompaña bajo a un ritmo comedido. Me cruzo con unos cuantos "bikers" que están en algún tipo de carrera. La mayoría ni saludan. Prefiero las etapas en las que solo me he cruzado con vacas.
El final del descenso nos lleva a Bossost. Desde aquí seguimos el curso del río Garona. En un momento dado dejo la carretera y sigo un sendero pegado al río. Por cosas del destino en un momento dado levanto la cabeza para ver que a menos de 10m el sendero ha desaparecido. No se lo ha comido la maleza, no ha pasado un tractor y lo ha arado, simplemente ha desaparecido. Donde debería estar el sendero ahora hay un cortado de unos 2m de altura. Menos mal que me dio por levantar la cabeza....Me imagino que en alguna crecida del río se llevó sendero, árboles y todo lo que no estaba suficientemente amarrado a la Tierra. Me toca desandar lo andado y coger la carretera de nuevo hasta Vielha. Son solo unos 10km que me sirven para descansar un poco.
Llego a Vielha y ya me quiero ir. Demasiada gente, demasiados coches, demasiado ruido. Pero antes de irme tengo que buscar una farmacia a comprar antiinflamatorio, que incongruencia verdad?(mis piernas, párpados y cara siguen hinchados).
La pista que sube hacia la boca norte del túnel sale a menos de un kilómetro de Vielha. Una vez en ella hago una parada para comer algo y disfrutar de nuevo del silencio. La subida es más larga, más pendiente y con más piedras de lo me hubiese gustado, pero como suelen decir....si fuese fácil todo el mundo lo haría. Al fin llego a la entrada del túnel. Es un tramo que he temido desde antes de comenzar la GTP. Son 5km de túnel y cuesta arriba. Nunca he hecho nada parecido (bueno, desde hace 7 días nunca he hecho nada parecido a nada de lo que he hecho). Coloco la luz trasera y me meto en la boca del lobo. El GPS deja de funcionar al poco de entrar por lo que no tengo referencia de la distancia que llevo ni de la velocidad. Cuando llevo un rato empiezo a oír un ruido creciente, se acerca rápidamente, parece un cataclismo inminente, un tsunami cacofónico. Me preparo para lo que el destino me haya deparado (por segunda vez hoy me pongo en sus manos)...me adelanta un Dacia Sandero. Eso era todo?, no me quiero imaginar que va a pasar si me cruzo con un Hummer. La bóveda del túnel multiplica por 1000 los ruidos y cualquier vehículo con el que me cruzo provoca un ruido es atroz (atroz se queda corto). Ya veo la luz al final del túnel....aire!!!. Al fin lo he cruzado, no ha sido para tanto.
Ya en el lado Sur la carretera sigue el curso del Noguera Ribagorzana. Laparra dice que hay un camino/sendero que baja siguiendo su cauce, pero decido bajar por la carretera. Ya he tenido suficiente Off Road por hoy. Mi destino está muy cerca y todo bajada...vaya gozada y encima hace calor.
En Aneto hay una casa rural (casa Moliné) y un bar. Eso es todo. Suficiente. La dueña de la casa me trata como si me conociese de todos la vida. Me prepara un bocata que me como en la terraza con un sol pirenaico que me recarga las baterías. También me lava la ropa de la bici y la cena es como si cenase en casa. Qué maravilla.
Resumen de hoy:  92km, 2500m de desnivel y 5:40'. Ha sido llevadero y el buen tiempo ha ayudado bastante.


06/09/15: Aneto-Castejón de Sos

Durante toda la tarde de ayer estuve dando vueltas a la etapa de hoy (toda la tarde y buena parte de la noche). Desde que me perdiera en la etapa de Puigcerdá todos los días reviso el track de la etapa y compruebo que por donde me manda efectivamente hay caminos y no me manda campo a través. En esta etapa hay un tramo en donde en los mapas no muestran nada, solo curvas de nivel (muy apretadas, por cierto). De nuevo Laparra advierte de hacer esta etapa solo con buen tiempo y que gran parte del segundo collado es a pie, todo esto me da mucho miedito. Si dice Laparra que hay que andar....prepárate para lo peor. De hecho busco rutas alternativas, incluso por carretera, le doy mil vueltas, consulto con el dueño de la casa (es cazador y se conoce esta zona muy bien), sin embargo no consigo que me aclaren nada. Finalmente y en un arrebato de valor decido hacer lo estipulado. Si me veo en aprietos siempre puedo dar al botón rojo del GPS, ese que dice RETURN BACK, un auténtico salvavidas.

Después de desayunar la dueña se despide y me hace una foto en la puerta de la casa.
Hoy para empezar una rampa del 20% en la salida del pueblo...vaya tela.
La primera subida del día es el collado de Salines (2272m) con casi 1000m de desnivel del tirón. La subida es de las más duras, la pendiente es fuerte y constante, sin casi descansos. En la última parte el camino prácticamente desaparece y se endurece más aún. Después de una curva a derecha veo la última rampa de la subida, totalmente inexpugnable. Tendrá al menos un 30%, encima no hay camino y hay que rodar sobre la hierva o en el mejor de los casos por senderos de vacas. Con todo el dolor de mi alma echo pie a tierra, y subo lo que me queda "a pata", casi 1km. En la cima no hay nada que indique que estás a 2272m, ni nada que te diga que estás en el collado de Salines ni nadie que te de la enhorabuena. Pero me encuentro genial y feliz de estar aquí. La bajada del collado hacia el lado oeste simplemente no existe. Muy a lo lejos se ve la pista que tengo que coger una vez abajo, pero hasta allí no hay nada, solo hay de nuevo senderos de vacas (los cuales me han sido muy útiles), por suerte hace un día fantástico, la visibilidad es ilimitada y me puedo orientar bastante bien. Por supuesto sin el GPS no daría ni un duro por mi.
Al fin de nuevo en la pista, para mi sorpresa está en muy buen estado, pero para mi sorpresa también hay que dejarla a menos de un kilómetro y coger otra que sube con una pendiente que asusta y en un estado lamentable. La subida es muy penosa, lenta, dura y difícil técnicamente.
Esto es el corazón de los Pirineos, todo se ve agreste y salvaje. Las montañas son escarpadas y la vegetación inexistente (solo hierva y matorrales bajos). La pista (si se puede llamar así) acaba en una cabaña de pastores, a partir de aquí ya no hay nada. Más o menos se hacia donde tengo que subir y se ve muy muy alto.
Pues nada, me bajo de la bici y tiro hacia arriba. En algunos tramos hay un sendero roto, en otros nada y de vez en cuando algún mojón indicativo del GR11. Básicamente hay que seguir el curso de un torrente, dejándolo siempre a la derecha. En muchos tramos es imposible empujar la bici y hay que llevarla a cuestas en la espalda. Es probablemente uno de los tramos más duros de la GTP. Finalmente llegó al collado de Basibé (casualmente de la misma altitud exacta que Salines 2272m). De nuevo una sonrisa en mi cara. Lo he conseguido, ha sido casi una hora a pie y la mitad al menos con la bici en la espalda. Esto es auténtico Mountain Bike. Qué maravilla.
El collado Basibé está casi en el punto más alto de la estación de Cerler, conocido como El Gallinero. Al lado de uno de los telesillas. Al comienzo de la bajada cruzo un par de torrentes y me encuentro con dos nutrias que se asustan al oírme y para mi disgusto salen encopetadas. La bajada es por una pista de esquí, una de las negras, la pendiente da miedo, en cuanto suelto los frenos la bici se dispara y cada poco hay badenes para retener la nieve en los que saltas sin querer (con susto incluido). Es una bajada difícil, la pista es todo piedra y noto como la bici de desliza lateralmente en las curvas. Creo que bajo controlando la situación, pero no tengo todas conmigo. La pista, como era de esperar, acaba en la estación de esquí de Cerler. Desde aquí sigo el cauce del torrente El Ampriu. Llega un momento en que hay que cruzarlo y no tiene pinta de poderse cruzar montado en la bici. Lleva bastante agua y parece profundo. Me quito zapatillas y calcetines, bici a la espalda de nuevo y al agua!. Por suerte cubre poco más de las rodillas pero el agua está helada y creo que me sienta hasta bien para mis pobres piernas.
Desde aquí es casi todo descenso hasta Castejón. En la bajada se puede divisar todo el valle de Benasque y macizos montañosos me rodean por los cuatro costados. En la bajada se pasa por Ramastué, uno de los pueblos más altos de España con 1420m. Y desde aquí hasta el fondo del valle por una pista pedregosa y zigzagueante para disfrutar del final de etapa.
Creo que esta ha sido mi etapa favorita. Ha sido dura pero diferente y el paisaje se ha superado. La sensación de soledad y el silencio han sido la tónica del día. He disfrutado.
He llegado con las piernas realmente hinchadas, no se me ven los tobillos. Después de comer me tumbo en la cama con las piernas arriba y ahí me quedo casi dos horas. Espero que mañana estén mejor.
Hoy solo 56km, 2000m de desnivel y 4:40'. La etapa más lenta, teniendo en cuenta que he tenido que ir a pie durante más de una hora no está mal.


07/09/15: Castejón de Sos-Escalona

Me levanto con las piernas en mejor estado, ya no están tan hinchadas. Por suerte en mi escaso equipaje he traído unas medias de compresión y me las pongo para hacer la etapa.
Hoy se puede calentar como dice el manual del buen deportista, hay un tramo llano por carretera en ligerísima subida hasta Villanova en total unos 5km. Hay niebla y aun es de noche. Al que madruga Dios le ayuda.
El calentamiento viene bien porque nada más pasar Villanova me está esperando una pista con algo de piedra suelta y unas rampas de miedo. Son 4 km horribles donde la pendiente no baja del 13% con tramos largos del 18% y alguna por encima del 20%. Este martirio acaba al enlazar con la pista de Chía, que sube hasta el puerto de Sahún (2005m) donde la pendiente se suaviza (si, se suaviza, no baja del 7-8%) pero sigue tirando para arriba durante unos 10km. Otro puertaco en toda regla, al final han sido 1100m de desnivel del tirón para alcanzar los 2005m. Las vistas desde arriba no defraudan. Hace un día espectacular con visibilidad ilimitada, no me canso de ver estos paisajes que parecen reservados para el que se aventura hasta aquí arriba. Me despido, no sin cierta pena, de este 2000 prometiendo que volveré. Por cierto, estoy en la comarca del Sobrarbe.
Al fin un descenso sin piedras, sin continuas curvas en zig-zag y sin roderas traicioneras. Pero por desgracia hay que dejarlo al poco para coger una pista de hierba que finalmente se transforma en un divertido sendero que lleva casi hasta Plan. Hay que atravesar el pueblo y por suerte hay que hacerlo en descenso por unas callejuelas con pendientes que no me gustaría encontrármelas en sentido contrario. Aparezco en el río Cinqueta. En mí etapa en que practicaba asiduamente las "aguas bravas" creo que fue el río más "heavy" de todos en los que me metí, de hecho recuerdo perfectamente una situación bastante crítica durante su descenso, "pero eso es otra historia que será contada en otro momento" (M.Ende, La Historia Interminable).
Sigo por una pista que bordea el río hasta llegar a la presa, que hay que pasar a pie y después va a dar con la carretera, que baja por el espectacular Barranco de la Inclusa. En el descenso se atraviesan algunos túneles, el último de los cuales es bastante largo y llega un momento en el que no se ve absolutamente nada. Justo en el momento crítico se ve un poco de luz que me salva de chocarme contra el muro.

Lo bueno se vuelve a acabar y comienza una nueva ascensión. Primero por carretera hasta Saravillo y después por pista hasta el collado de San Miguel (1314m), una subida suave y constante. Una vez comenzado el descenso llego a un punto en donde parece que el camino se acaba. "Otra vez me la ha jugado el GPS?", vuelvo hacia atrás para ver si me he pasado algún desvío, pero nada. Vuelvo otra vez y veo que hay incluso mojones que indican que el camino va por aquí, el GR11. Sin embargo no lo veo. Me bajo de la bici y sigo andando hasta el cortado que hay al final de la zona donde estoy. Me asomo como el que se asoma por el Viaducto de Madrid (bueno, como el que se asomaba, ya que ahora no se puede) y veo que sale un sendero en descenso vertical, "amos no me jodas!!", "por ahí me mato!!". En fin, tras unos momentos de indecisión tomo aire y arranco....evidentemente bajo a pie. Al cabo de un rato la pendiente deja la verticalidad y adquiere unos tintes humanos. El sendero baja entre un tupido bosque del cual se sale repentinamente par ver que voy a media ladera de la montaña con una pared vertical a mi izquierda y con un barranco por la derecha que tiene pinta de acabar en el mismo Averno. La verdad es que voy un poco acojonado. El sendero es realmente estrecho, con tramos en los que se inclina hacia el Averno con mucha grava suelta. Para rematar, al ir bordeando la montaña, cada poco hay que atravesar graveras en las que incluso andando paso miedo. Es estos pasos las piedras están totalmente sueltas (de hecho son como cascadas de piedras) y aquí si que se puede ver el fondo del barranco....no ayuda nada el verlo. Por supuesto hago lo que haría cualquiera, tiro una piedra ladera abajo....efectivamente no para....rueda y rueda hasta que la pierdo de vista (espero no haber dado a nadie).
Sigo con mi cauteloso descenso y En un momento dado el manillar choca con una rama, se queda enganchado y la gravedad hace el resto. Por suerte hay unos matorrales que se ensañan conmigo pero que frenan mi caída a poco más de un metro del sendero. Me levanto todo lacerado y me paso revisión, me duele la mano pero no parece nada grave, menos mal. Un buen susto. La bici parece que está bien también, pero el soporte de  uno de los GPS se ha roto. A partir de ahora a este le tocará viajar en el bolsillo del maillot. Con lo que me gustaba mi manillar interactivo....
El último tramo del sendero es entre árboles y ya sin el barranco a mi derecha por lo que la tensión en menor, aunque me molesta la mano un poco al frenar (ósea, todo el rato).
Salgo a un tramo por carretera y enseguida la abandono para cruzar el barranco de La Garona por un puente peatonal, al cruzarlo hay que coger un sendero que tira hacia arriba y en el que hay que bajarse y empujar durante más rato de lo que me gustaría. Al fin se llega a la pista que me llevará al último alto del día, el collado de la Cruz (977m). Al principio todo es muy agradable y llevadero pero poco a poco la pista va empeorando, con muchos cascotes, piedra suelta y la pendiente va en aumento. En cada curva parece que va a terminar pero sin embargo sigue y sigue. Se me hace eterno y cuando parece que he llegado al final (una pequeña bajada parece que así lo atestigua) ante mi aparece una rampa de las de mear y no echar gota. Se hace durísimo pero consigo superarla sin echar pie a tierra. Al fin arriba con merecida parada a disfrutar de la vista. Al otro lado del collado el paisaje es totalmente diferente. Hasta ahora iba subiendo en un bosque de abetos, al otro lado aparece un paisaje yermo y casi desértico (que curioso).
Al poco de comenzar la bajada empieza un hedor que se va haciendo insoportable, cuando de repente en una explanada veo una reunión de buitres, al menos hay un centenar de ellos. A mi paso echan el vuelo los más cobardes (que no son pocos), es increíble el ruido que hacen cincuenta o más buitres al batir las alas. En el suelo veo al menos tres bichos de gran tamaño, que fueron felices hace tiempo y que ahora sirven de alimento a los buitres. Todo el recinto está cercado por lo que supongo que será un comedero artificial. Mientras continuo el descenso algunos de los buitres van volando bajo y los veo perfectamente, parece casi que los pudiese tocar.
Ya todo es bajada hasta Escalona, pero la ruta me lleva a un sendero que al llegar a el veo que está en muy mal estado. Ya he tenido sendero para dar y tomar por hoy por lo que prefiero volver a la pista por la que iba. No vuelvo hacia atrás, sino que cojo una pista de hormigón que empieza justo desde donde estoy y que parece atajar...si algo he aprendido en este viaje es que hay que desconfiar de las pistas de hormigón y de los atajos. Si alguien ha puesto hormigón en una pista es porque sin el no se podría subir, eso quiere decir que en el 90% de las ocasiones te vas a encontrar con pendientes que preferirías no haber conocido. Este es uno de esos casos. Un 20% de desnivel, muy majo él. Pues nada en la punta del sillín, meter todo y "parriba". Después de sufrir como un perro llego de nuevo a la pista de la que me desvié para coger el sendero y ya sin más contratiempos llego a Escalona por un tramo final de carretera que sirve para eliminar un poco de lactato.
Hoy llego con las piernas menos hinchadas, parece que las medias de compresión funcionan de verdad.
Escalona es un pueblo con una tienda de comestibles, dos bares y dos hotelitos y curiosamente un outlet de ropa de montaña (curioso, ¿quién viene hasta aquí a comprar en un outlet?)
Resumen de hoy: 67km, 2150m de desnivel y 5h de viaje. Bien.


08/09/15: Escalona-Broto

Creo que hoy es el primer día que duermo bien. Todos estos días atrás dormía a cachos e incluso noches de no pegar ojo. Me encuentro mucho más descansado. Ya no tengo hinchada la cara ni los párpados, supongo que sería una manera del cuerpo de quejarse. Las piernas también están mucho mejor, pero por si acaso hoy también saldré con las medias.
La etapa de hoy es la más corta de todas, tan solo se sube un puerto, sin embargo es el puerto más largo y que salva el mayor desnivel de toda la GTP. En total son 33km de subida y 1650m de desnivel del tirón. Este "puertecito" se llama el Cuello de Bazias y está a 2196m. Por cuatro metros de nada no entra en el club de los 2200.

Pero no todo son malas noticias, la buena es que casi 15km son por asfalto y los primeros 10 son muy tendidos y por supuesto una vez arriba será todo bajada hasta Broto, casi 20km de bajada!!.
Pues nada, a la tarea...al poco de salir la carretera se adentra en el cañón de Añisclo. Tramo de carretera espectacular con caídas verticales por ambos lados y grandes bloques de piedra en precario equilibrio, al fondo el río va serpenteando y esquivando como puede las trabas que le ponen en el camino. He estado en otros cañones muy parecidos (Bellos, Hermida...), pero la diferencia reside en la longitud de este, son unos 10km donde el Sol solo entrará en los meses centrales de verano y durante breves momentos del día.
La carretera es una auténtica obra de ingeniería, con tramos escabados en la roca y un continuo sube y baja que hace que los primeros 10km se pasen sin darte cuenta.
Dejo atrás el cañón y a partir de aquí la cosa empieza a ponerse seria. En lo alto (altísimo diría yo) de una ladera se ve lo que parece que el final del puerto (que iluso...). Hasta ese punto la carretera sube en un continuo zig-zag y con una pendiente del 10% y tramos al 15% durante unos 5km. Lo que parecía el final del puerto es el cruce de la carretera que va hacia Fanlo, también hay un mirador desde el que se puede ver todo lo que hemos subido (que no es poco). Según el GPS llevo más o menos la mitad de la subida, a partir de aquí se continúa por la pista de la Sierra de las Cutas, en muy buen estado, donde la pendiente parece que se suaviza pero los kilómetros de subida se van sumando y van haciendo su efecto.

En este tipo de subidas tan largas (son casi 3h sin parar de subir) la fuerza mental es casi tan importante o más que la fuerza física. El desgaste psicológico es muy grande y llega un momento en el que el movimiento de las piernas y la respiración es algo robótico y monótono. El silencio es absoluto, solo oigo el rodar de las cubiertas contra la graba del camino y así kilómetro tras kilómetro. Por suerte el paisaje no deja de sorprender y estoy deseando llegar a la siguiente curva para ver lo que esconde. Sin embargo en la ultima parte de la subida ya no hay curvas. Es una interminable recta que serpentea siguiendo la ladera de la montaña. Estoy a unos 2000m y por la izquierda se puede ver y disfrutar de todo lo subido hasta ahora. Los picos y montes que veía muy por encima de mi cabeza al comienzo de la ascensión ahora quedan por debajo. El azul del cielo es especial. Es un azul que solo he visto en el Roque de los Muchacos, seguramente la conjunción de altitud y ausencia de contaminación.
Y de nuevo otra subida que se acaba. El cuello de Bazias, desde aquí se divisa perfectamente (parece que se puede tocar casi) el cañón de Ordesa. Hay una nube que se ha posado estratégicamente sobre la cima del macizo y no me deja ver la famosa Brecha de Rolando ni El Casco....bueno, otra razón para tener que volver.
Desde aquí tengo dos opciones: o bajar por la pista que lleva a Torla o por el camino que propone Laparra que incluye un tramo de sendero. Hoy me lo quiero tomar como día de transición (a estas alturas subir un puerto de 30km, mientas la pista sea buena lo considero un descanso) por lo que declinó el ofrecimiento de Laparra y me tiro por la pista de Torla.
El descenso es rapidísimo, pero a medida que voy bajando cada vez hay más piedras y en más de una ocasión la bicicleta se descontrola peligrosamente. Creo que ya lo he comentado, pero en estas bajadas noto como sufre toda la bici. Todos los componentes son llevados al límite y eso que bajo de manera conservadora para que me dure la bici hasta Hondarribia.
Al llegar al río se coge un sendero de piedra que sube con excesiva pendiente hasta Torla. Después de estas bajadas tan largas cuando tengo que volver a pedalear es un auténtico sufrimiento, y no te cuento si encima hay que subir. Las piernas se niegan en redondo y siempre se pasan unos momentos de crisis que a medida que pasan los días creo poder controlar.
Desde Torla a Broto voy por carretera y todo en bajada. Hay unas cuantas curvas en "Z" y noto como la bici culea peligrosamente lo cual me extraña bastante ya que no estoy bajando a tumba abierta ni mucho menos. Ya en Broto paro a ver que ocurre con la rueda trasera y veo que tiene una holgura increíble de al menos 2cm a cada lado. Eso normalmente es o que el buje se ha jodido o que se han aflojado los conos, ambas cosas en este lugar son un problema muy serio ya que no tengo ni herramienta para eso ni repuesto a menos de 80km de aquí. "Joder, joder....mierda" (y demás....). Bueno, voy a desmontar la rueda a ver que pasa. Cuando agarro el cierre veo que está prácticamente suelto "amos no me jodas!!!" "Paverme matao". Lo aprieto y la holgura desaparece por arte de magia. Pufff, que alivio. Ahora me acuerdo perfectamente....el listillo de la tienda de bicis de Vielha (donde la llevé en la etapa de Bagergue) me dijo: "porqué llevas este cierre tan apretado?, esto no se lleva así, que no vas a perder la rueda hombre!!". Me revientan estos listillos....capullo.
Hoy he llegado antes de las 2. La primera y última vez que acabo tan pronto. Es un buen día para recuperar, tengo toda la tarde para mi.
En el hotel en el que me alojo hay un grupo de investigadores suecos que están tratando de averiguar si el hotel es de la época del Teatro Romano de Mérida o del acueducto de Segovia. Me comentan que es más probable que sea contemporáneo del Teatro que es un poco anterior a Jesucristo. En fin, a lo que voy es que es "muuuu viejo", pero por lo menos la cama es cómoda y grande.
Comida, siesta, paseo hasta la cascada de Sorrosal y cena. Día completo y de recuperación.
Para ser el día de descanso han sido 54km, 1800m de desnivel y 3h35'. Mañana me espera una etapa de las de verdad.


09/09/15: Broto-Castiello de Jaca

Hoy si que madrugo, me levanto a las 6:15, desayuno en la habitación unas viandas que compré ayer y a las 7 estoy saliendo por la puerta del hotel (noche cerrada).
Hoy para calentar son unos 15km de carretera siguiendo el cauce del río Ara hasta el cruce con la carretera de Fiscal, casi todo bajada, no hace demasiado frío y es agradable. En esos 15km me he cruzado con dos coches, increíble. En el desvío cambio al otro margen del río y ahora me toca desandar lo que he bajado y claro, si antes era bajada ahora es......correcto!!. Aquí empieza la primera subida del día. El primer tramo es por asfalto pero enseguida se deteriora y se transforma en una pista descompuesta pero perfecta para la bici de montaña. Al llegar a Bergua comienza la pista de tierra. A partir de aquí a pesar de seguir tirando hacia arriba hay cortos descensos y rampas pronunciadas. Se circula por un bosque cerrado donde no creo que entre mucho la luz del sol, de hecho está todo embarrado con tramos muy resbaladizos y como te equivoques en la elección del paso correcto acabas hundido y embarrado. Así es como está la bici al cabo de un rato En este tramo disfrutaría mucho mi amigo Raúl al que le gusta llevar la bici impoluta.

Al pasar por el pueblo abandonado de Sasa (ideal para filmar Las Brujas de Blair 3)(no paso una noche aquí ni de coña) el tupido bosque se va abriendo hasta que sin darte cuenta estás en campo abierto, es el collado de Tres Cruces (como el parque de mi barrio). De nuevo estoy feliz porque solo me quedan unos 3km de subida (el día antes siempre miro el perfil de etapa y se más o menos la longitud de cada puerto) y como la subida ha sido muy llevadera hasta aquí pienso que seguirá en la misma tónica (no dejo de equivocarme). Al poco de coger el desvío que sube hasta Peña Oturia la pendiente se endurece de verdad, hay que meter todo el desarrollo y la pista empeora repentinamente, se estrecha y donde hace un momento había tierra ahora hay cascotes, piedras sueltas y roderas. A parte de todo esto hay grandes agujeros que no se que propósito tienen a parte de dificultar mi subida. Los dos últimos kilómetros ya son de traca, mantenerme sobre la bici me cuesta horrores y casi voy haciendo equilibrios sobre ella. Al fin llego al punto más alto a 1768m. Desde aquí sale el sendero (no ciclable) que sube a la peña propiamente dicha, una elevación puntiaguda que parece salida de un tebeo de Mortadelo y Filemón. En otra ocasión habría subido hasta el pico pero prefiero dejarlo para otra ocasión (tengo bastantes picos por ahora). El camino continua bordeando toda la peña, es una zona de pasto de vacas y las muy cabronas no tienen otro sitio por el que pasear que por el puñetero camino. Me tienen el camino hecho unos zorros, es imposible dar dos pedaladas seguidas, se va botando malamente, de hecho el camino es en ligera bajada pero no consigo pasar de los 10km/h, a veces incluso menos. Esto en subida sería totalmente imposible y no digamos nada si hubiese llovido recientemente, mejor no pensarlo. Este Via Crucis se hace eterno, no veo el momento de acabarlo. Una vez en la pista principal enseguida me desvío por uno de los mejores senderos de la GTP. No es tan difícil como otros por los que he pasado y tampoco me voy jugando la vida, por lo que se trata solo de disfrutar. Se pasa al lado de la Torre del Moro, una torre de vigilancia de la Edad Media desde que los vigías de la época podrían ver a los posibles invasores a kilómetros de distancia. Ahora por el camino por el que subirían los pobres escuderos con los trastos de sus caballeros a burro o a pie, baja una bici "high tech" con un tío vestido con ropa ajustada y de colores llamativos. Que cosas...
Se baja hasta el río Gállego el cual se cruza por un puente colgante de madera muy original. En esta zona parece que de repente ya no estamos en los Pirineos ya que hacia el sur se extiende una gran llanura, sin embargo nada más cruzar la carretera me encuentro con otra nueva subida por un terreno árido y antipático. Le sigue una bajada por una pista hecha de tierra suelta que es como bajar por una pista de hielo. Hay que tocar el freno con sumo cuidado ya que derrapa incluso la rueda delantera. Una vez abajo se cruza el río Aurin, por suerte está totalmente seco, pero el cauce es muy ancho y con grandes cantos rodados que hacen difícil el paso. Al otro lado me espera Larrés, no está abandonado, pero vamos, que no es Pamplona en San Fermines. Aquí hago un alto en una fuente, hoy de nuevo hace calor.  Ya no se ni que ropa llevar, por la mañana salgo con 12 grados y ahora hay 28.
Desde Larrés se coge una pista asfaltada que sigue el cauce del río Aurin, el viento sopla a favor y subo bastante rápido. A unos 5km hay que dejar esta maravilla de carretera y coger la pista que me llevará a la última cota de hoy. Esta sube con una pendiente considerable  zigzagueando por un bosque de coníferas. Hace un calor del demonio y la camiseta térmica que me puse esta mañana al salir no ayuda nada a aliviar la situación, pero como siempre prefiero continuar pasando calor que parar 5' a cambiarme....en fin soy cabezón hasta para eso.

Tras subir por una larga recta con una pendiente dolorosa, corono un collado que parece el  final del puerto. Aquí parece que se ha abierto el telón de un teatro, ante mi aparece un mirador natural ante el cual me es imposible no parar para intentar retener la imagen en mi mente para siempre, pero como eso, muy a pesar mío, no lo voy a conseguir...hago una foto. Tras deleitarme con el paisaje y creerme tan feliz de haber acabado la subida, continuó por un tramo llano cuando de repente ante mi aparece una pared vertical que parece sacada de la canción "Sterway to Heaven". Comienzo la subida y al poco de empezar hecho pie a tierra...(como me jode eso). ¿Porqué siempre ponen la parte más dura de los puertos al final?, ¿es que el que traza los caminos se deleita con el mal ajeno?, o es como cuando vas a escribir algo en una nota de papel y no calculas el tamaño de las letras y a medida que vas escribiendo te das cuenta que no te va a caber. Esto puede que sea lo mismo, los que hacen el camino tienen que subir hasta cierto punto y se dan cuenta que se van quedando sin terreno y al final tiran recto hasta la cumbre sin pensar en los pobres ciclistas.
Pero no todo es tan malo y después de subir a pie unos 100m parece que se puede subir de nuevo en bici y no sin sufrir lo suyo alcanzó al fin el collado de Garcipollera (1500m).
El descenso es por pista cómoda hasta Vilanovilla y desde aquí ya por carretera hasta Castiello de Jaca.
En Castiello me quedo en un hotel que está en el cruce de la carretera de Jaca. Después de comer subo al pueblo por sus empinadas pendientes a la busca de un bar para tomar un café y de un badulaque donde comprar algo de cena. Me vuelvo sin encontrar ninguno de las dos. Tampoco he encontrado a ningún ser humano.
Tras la infructuosa búsqueda decido ir a Jaca en taxi. Está a sólo 15km y así hago un poco de turismo. Después de tantos días sin cruzarme con prácticamente nadie me resulta extraño estar en una ciudad que me resulta hasta bulliciosa. Muy bonito el fuerte de Jaca y su catedral Románica. Ceno por allí y de vuelta al hotel en el bus de línea.
Cuando llego al hotel está chispeando y ya una vez en la cama empiezo a oír los primeros truenos. Está cayendo una buena....
Se me olvidaba, la etapa de hoy han sido 88km, 2130m de desnivel y 5h 50'. Me encuentro mejor que hace unos días.


10/09/15: Castiello de Jaca-Isaba

Ha estado lloviendo toda la noche y al levantarme aun sigue pero con menos intensidad. Esto me hace replantearme toda la etapa de hoy. En el rutómetro he visto que hay mucho sendero y muchos tramos a pie. Estos tramos si ha llovido serán casi impracticables o al menos muy desagradables, por lo que decido solo hacer los tramos en los que se vaya por pistas y el resto lo haré por carretera. De todas formas la parte final de esta etapa (todo el valle de Zuriza) era por carretera por lo que los cambios no son muy grandes.
Salgo de Castiello por la carretera para subir el puerto de Borau (1200m). La lluvia me acompaña en casi toda la subida. Es una lluvia fina y no molesta demasiado. Arriba casi ha dejado de llover y cojo la pista que sale a la derecha y que sigue subiendo hasta la cota de las Palangosas (1545m), la pista está muy pisada y a pesar de todo lo que ha llovido no tiene casi barro. Desde la cima se baja hasta coger la carretera que lleva a Aisa, y después me desvío a la derecha hacia Jasa. Es una carretera estrecha y revirada muy bonita pero al estar mojada bajo con extremando la precaución (el asfalto está muy duro). Atravieso Jasa por callejuelas estrechas y el típicos frontón que no puede faltar por esta zona. A partir de aquí vuelvo a ir por carretera hasta Hecho. Se me hace hasta raro, la verdad que hubiese preferido ir por el camino programado pero quiero pensar que está impracticable y que he hecho una buena elección. Al llegar a Hecho me desvío a la izquierda y subo el alto de Hecho (1100m),vaya diferencia subir estos puertos a subir los collados con los que me he peleado estos días. No es que no me cueste, pero la diferencia es brutal, aquí solo hay que dar pedales, en los otros tienes que lidiar con mil obstáculos, el pedaleo es incómodo en muchas ocasiones, tienes que intentar subir eligiendo la trazada buena (a veces no existe tal trazada), la rueda trasera te patina, la delantera rebota......esto del asfalto es una maravilla.
Después de bajar el puerto por la otra vertiente, subo un corto tramo hasta el pueblo dé Ansó, que luce orgulloso a la entrada un letrero en el que dice "Uno de los pueblos más bonitos de España", doy fe de ello. El pueblo está enclavado en una ladera con unas vistas espectaculares y todos los edificios tienen un encanto que hacen que el conjunto sea espléndido.
Aquí retomo de nuevo la ruta original subiendo por el cañón de Zuriza. Este tramo sube siguiendo el cauce del río Veral por una carretera muy estrecha y que te sorprende constantemente. Se circula entre contrafuertes de piedra, algunos de los cuales escabados para dar paso a la carretera. Se sube progresivamente de manera suave hasta alcanzar el puerto de los Navarros (1500m). En este punto se entra en Navarra.
Justo en la cima me desvío por la izquierda para coger el omnipresente GR11. Al principio es una pista ancha pero enseguida desaparece y en su lugar aparece un sendero. Aquí también a llovido bastante y el sendero se transforma rápidamente en una pista de patinaje. Lo que iba a ser un descenso divertido termina siendo una carrera de supervivencia para no pegármela. Es totalmente imposible seguir las curvas del camino y la bici sigue recta hagas lo que hagas. Los frenos son inútiles ya que la bici se desliza sobre el terreno como si no hubiese superficie de contacto. Me voy al suelo en unas cuantas ocasiones y eso que voy con los dos pies por fuera a modo de ruedines. A todo esto se suman un montón de raíces mojadas que son como trampas "tiraciclistas". Incluso en una zona donde el sendero deja de bajar también es muy dicicil circular por el, por lo que cuando llego al camino respiro con alivio. Desde aquí se baja por carretera un par de kilómetros hasta llegar al destino de hoy, Isaba.
Probablemente Casa Lola sea el mejor alojamiento de toda esta Travesía. Tanto por calidad de la comida, por el trato y por la comodidad de la habitación. Un buen sitio para descansar después de una paliza en bici.
Al llegar aquí me entero que un par de días después se va a celebrar la marcha ciclista Larun-Larrau. He tenido mucha suerte ya que al día siguiente están todos los alojamientos de Isaba y alrededores ocupados.
Después de un merecido descanso y visita por el pueblo, cae la noche y me preparo para afrontar una nueva etapa desde la comodidad de mi colchón de 2x2m.
Resumen de hoy: 84km, 1821m y 4h35'. Esta ha sido la etapa más rápida de toda la GTP. No porque yo me encontrase muy fuerte sino por la cantidad de kilómetros de asfalto.


11/09/15: Isaba-Les Aldudes

Esta noche se fueron las nubes y dieron paso a un cielo estrellado. Después del desayuno salgo a la calle y ya se ve el cielo azul. Ayer lo eché mucho de menos.
Hoy la etapa también empieza por carretera en dirección al puerto de Larrau, pero no se llega hasta arriba sino que me desvío para alcanzar el collado de Ollokia (1341m). En el bar de la estación de esquí se coge la pista que penetra en el bosque de Irati.
Voy bajando poco a poco hacia las entrañas del bosque por una pista con poca pendiente pero en perfecto estado. Por aquí circulan muchos camiones madereros y el terreno está muy pisado lo que me permite bajar bastante rápido. Por suerte no me he cruzado con ninguno de estos camiones, pero si que oía a lo lejos las moto sierras.

Que decir del Bosque de Irati. Parece que estoy en Canadá, en uno de esos bosques que salen en las pelis. Aquí si que puedo decir eso de "los árboles no dejan ver el bosque". Y de hecho es así, una vez en el fondo del valle la pista sigue kilómetro y kilómetros y el bosque parece no acabar nunca. Paro en muchas ocasiones para sacar alguna foto, pero en ninguna se aprecia la inmensidad de este bosque.
Abandonó la pista y cojo un camino herboso que se va haciendo cada vez más estrecho hasta transformarse en sendero. Es casi siempre bajada y voy disfrutando como un enano (con perdón para los enanos). El sendero es la leche, no tiene ninguna dificultad (a parte de darte contra un árbol) me creo Luke Skywalker con una aeromoto, cada vez me emociono más hasta que una perdida de control total salvada por la campana me devuelve a la realidad. Parece mentira, pero al llevar la bolsa en el transportín, aunque solo pese unos 5kg, cambia totalmente el centro de gravedad de la bici y la manera en que se comporta. Después de 13 días ya me he acostumbrado pero cuando te olvidas que la llevas pasa lo que pasa.
En el mapa del GPS me aparece que voy pegado a un pantano. Según la maquina no tiene que estar a más de 50m del sendero. Sin embargo el bosque es tan cerrado que no alcanzo a ver el agua. De repente el sendero baja casi en picado y después de unas curvas muy cerradas aparezco en la presa del embalse de Irabia. Ha sido increíble. Cruzo por encima de la presa y como todos los piragūistas que quedo contemplando el agua un buen rato imaginándome con un K1 por este precioso lugar.
A partir de aquí voy por una pista de hormigón que va subiendo por el bosque sin grandes excesos ni aventuras hasta alcanzar el collado de Orión (978m). Desde aquí es todo bajada hasta llegar a la abandonada Real Fábrica de Armas de Orbaizeta. A partir de aquí se circula de nuevo por pista, ahora en subida y con algunos tramos de fuerte pendiente.
Mi forma de afrontar los puertos ahora a cambiado mucho de cuando salí de Cadaqués. Antes intentaba subir con un desarrollo pequeño y un poco atrancado, que es mi manera habitual de montar en bici. Ese estilo puede ser bueno en algún momento, pero en la pistas pedregosas rápidamente me di cuenta que era totalmente contraproducente ya que ante cualquier imprevisto cuando las fuerzas van justas (perdida de tracción, desequilibrio, etc...) o te vas al suelo o tienes que echar pie a tierra. Ahora siempre subo ligero, al estilo Armstrong (salvando las diferencias, claro). A parte que no se castigan tanto los músculos, tienes más capacidad de respuesta ante imprevistos y encima la velocidad es prácticamente la misma.
Corono el collado de Navala (1034m) y desde aquí bajo hasta Roncesvalles. Ha sido llegar aquí y he pasado de la soledad del camino a entrar en un ambiente bullicioso con peregrinos y turistas por doquier.
En un principio esta etapa acababa aquí. Pero cuando busqué alojamiento estaba todo completísimo. A parte de todos los peregrinos, por lo visto este fin de semana coincide con la Virgen de Roncesvalles por lo que el pueblo está de bote en bote.
Buscando alojamiento a lo largo de la etapa de mañana encontré en un pueblo en el lado francés llamado Les Aldudes. Son solo 20km y al final resultaría una decisión más que acertada.
Desde Roncesvalles se sube por carretera hasta el puerto de Ibañeta (1057m), aquí hay que coger un desvío a la izquierda para continuar subiendo por una pista hasta el collado Lindux (1184m) superando un tramo de un kilómetro por encima del 20%. Desde el collado se abre una panorámica del Valle de Aldudes que deja sin habla. Hace un día espectacular y en el cielo reluce un azul radiante.

Bajo un tramo por una carretera estrecha para enseguida coger una pista (más bien un camino casi abandonado). El camino se estrecha y se empina muchísimo a la vez que el terreno se descompone y acaba siendo un lecho de piedra suelta con escalones y grandes bloques repartidos aquí y allá. Es un tramo muy técnico y en alguna ocasión prefiero bajarlo a pie. Al fin se llega a una cabaña de pastores y aquí se hace un camino transitable. Al poco retomo una carretera muy estrecha que entre curvas y caseríos se va adentrado en las profundidades del valle.
Cuando llego a Aldudes es tarde para comer y más aún en Francia. Sin embargo encuentro una tienda de embutidos locales donde me plantan un plato de embutidos variados y una ensalada verde que me sirve perfectamente por hoy.
El alojamiento de hoy es un caserío totalmente remodelado por dentro, es realmente bonito y los dueños belgas, muy amables. También es el sitio más caro de toda la travesía, pero como en principio es la última noche me permito el lujo.
Parece increíble que con el día que ha hecho hoy mañana den tan malas previsiones. De hecho pone que esta misma noche comenzará a llover, con tormentas incluidas.
A las 6 de la mañana me despiertan los primeros truenos. Parece que no se han equivocado. Suena como si estuviesen cayendo encima de la casa. A los truenos les acompaña un fuerte aguacero como era de esperar.
Me temo que me espera una última etapa pasada por agua.
Hoy han sido 78km, 1820m de desnivel y 4h30'. Creo que ha sido de las más suaves.


12/09/15: Les Aldudes-Hondarribia

Cuando me levanto sigue lloviendo débilmente y después del magnífico desayuno que me han preparado los flamencos parece que incluso ha parado. La pobre bici ha dormido en la calle. Estaba muy sucia y al dueño no le hacia mucha gracia que la metiese dentro. Estaba debajo de un cobertizo pero aún así está empapada la pobre. El terreno también está encharcado y al poco de salir ya me he mojado lo suyo.

La primera subida de hoy parte desde el mismo pueblo de Aldudes. De la casa rural hasta el comienzo de esta no llega a los dos kilómetros. Para afrontar la que se me venía encima hubiese preferido que fuesen algunos más para poder calentar un poco. Nada más coger el camino hormigonado veo una rampa que quita el hipo. Meto todo el desarrollo y aún así voy atrancado. El suelo está mojado y hay mucha hojarasca por lo que para no perder tracción no me puedo poner de pie. Sentado en la punta del sillín para que no se levante la rueda delantera pero tampoco demasiado porqué sino la trasera patina y a una velocidad de unos 6-7 km/h es casi como ir haciendo equilibrios. La subida no suaviza en ningún momento y el GPS indica todo el rato 20-22-25%. No baja del 20% nunca. Así unos 3 km. Después de ese pequeño infierno se acaba el hormigón y parece que suaviza la pendiente pero al dar una curva de 180 grados de nuevo otra pared. Esto se complica mucho, entre las piedras mojadas, las roderas y la pendiente del 20% me están llevando al límite. Otra curva de 180 y otra pared. Esta ya me ha vencido....pie a tierra. Resulta ser la última rampa de la subida, pero de verdad que no podía más.

Desde aquí se ve muy abajo el pueblo de Aldudes, parece mentira la altitud que he ganado en tan poca distancia. Estoy en el puerto de Berderiz (700m).
Las nubes siguen bajas y al continuar por un camino tapizado de hierba me voy metiendo en ellas. Llega un momento que no veo más de 10m. Me guío por el camino entre helechos y por el GPS. Al cabo de un momento me doy cuenta que no estoy en el track, me he desviado en algún cruce de caminos que ni siquiera he visto. Vuelvo atrás y retomo el bueno. Con cuidado extremo por fin llego a la carretera. Aquí sigue la niebla pero al bajar ha mejorado bastante. Menos mal que por estas carreteras no pasa nadie.
Continuo por carretera hasta Erratzu y Bozate, en este cojo un sendero de cantos rodados que al estar mojadas es de lo más peligroso. De hecho me pego una torta al poco de empezar, por suerte me caigo en zona verde y no en el charco que había un palmo más allá. A partir de aquí bajo de nuevo con los dos pies por fuera y aún así me tengo que bajar en algún tramo. El sendero me lleva hasta Maya donde cojo la carretera que sube el puerto de Otxondo (685m). Continuo por carretera hasta Urdax con el muro de salida del pueblo incluido y luego a Zugarramurdi (no vi ninguna bruja) para bajar al lado francés y subir el precioso puerto de Lizarrieta (427m). Estoy muy animado y lo subo emplatado (como diría mi amigo Antonio) y bastante rápido.
Aquí arriba se coge una pista de tierra. Ya echaba de menos un poco de Off Road después de tantos kilometros de carretera. Ya no tocaré carretera hasta mi destino final. A partir de aquí es un sube y baja constante de pequeños collados, algunos con fuertes pendientes. En algunas zonas el camino atraviesa torrentes de agua y en otros se hace casi un sendero, en otro me encuentro con zonas de grandes raíces y por supuesto no pueden faltar los tramos de piedras. Pero el resultado de todo este sumatorio son unos 40 kilómetros de disfrute total. Supongo que es la euforia del último día, pero las cuestas no me cuestan y hace rato que olvidé que sigue lloviendo. Está siendo, creo, que la mejor etapa de todas.
En el último tramo se va casi siempre por el lado francés por lo que no veo mi querido Bidasoa hasta cruzar el último collado. Desde aquí ya veo Irún y Hondarribia. Ya no queda nada, además todo bajada, que resulta ser muy divertida por cierto. El camino me deja en la orilla misma del río. Me embarga una felicidad inmensa. Lo he conseguido!!. No puedo parar de sonreír y a medida que me acerco a Hondarribia por el carril bici voy recordando muchos de los momentos de esta travesía. Solo me vienen a la cabeza los buenos, los malos los he olvidado.

He acabado mi GTP, incluso me da pena haber acabado. No quiero volver a la rutina de todos los días, quiero seguir haciendo etapas en las que cada día todo es completamente nuevo y sorprendente. No quiero llegar. Pero llego.
Estoy en la playa de Hondartxa y no hay absolutamente nadie, parece como un resumen de toda la travesía.
Me ducho y me cambio aquí mismo y tomo algo en uno de los bares pegados a la playa. Ya solo me queda ir al aeropuerto y coger el avión a Madrid que sale en un par de horas.
Parece mentira pero se ha acabado.



PD. Tengo todas las etapas en Wikiloc. El que las quiera me las puede pedir en ismaelpd@gmail.com